Mucho cuidado con el peligroso efecto rebote al conducir
Tomar cafés o bebidas energéticas para aguantar más al volante incrementa el riesgo de accidente
Uno de los mayores peligros cuando se está al volante, además de hacerlo bajo los efectos del alcohol o de las drogas o distraerse utilizando el teléfono móvil, es conducir con sueño. Esa sensación de somnolencia llega especialmente cuando se afrontan viajes largos después de haber descansado mal, cuando se lleva bastante tiempo sin realizar una parada o cuando se emprende o reemprende la marcha después de una comida copiosa. Y el resultado puede tener consecuencias fatales.
De ahí que muchos conductores recurran en esos casos, cuando son conscientes de que el sueño está haciendo acto de presencia, a tomar estimulantes como el café o bebidas energéticas, con la intención de poder aguantar más tiempo al volante del coche. Pero a veces es peor el remedio que la enfermedad y esas sustancias pueden resultar contraproducentes y desencadenar el llamado efecto rebote, que incrementa todavía más el peligro.
El efecto se esfuma
Porque la sensación inicial para el conductor tras consumir esos productos estimulantes es que recupera la energía y el estado de alerta necesario para proseguir el viaje con confianza. Pero no deja de ser un efecto momentáneo que se esfuma rápidamente, una vez que el cuerpo ha metabolizado esa sustancia, convirtiendo el subidón en un bajón repentino.
De hecho, la Dirección General de Tráfico (DGT) reconoce que se trata de un estado potencialmente peligroso, que puede llevar al conductor a sentirse todavía más cansado y a que su capacidad de reacción sea incluso más lenta que la que tenía antes de la ingesta de esa bebida.
Los síntomas de estar sufriendo un efecto rebote
El efecto rebote no suele llegar de repente, sino de forma gradual y es conveniente saber cómo identificarlo para evitar malos mayores. El síntoma principal es una sensación repentina de sueño, que puede llegar incluso tras la toma de cafeína. De la mano se aprecia una dificultad para mantener la concentración, así como una visión borrosa o difícil y unos reflejos más lentos ante lo que sucede en la carretera, junto a una sensación corporal incómoda o extraña sin un motivo claro.
Todo ello puede desencadenar en los peligrosísimos microsueños, que son esos instantes en los que el conductor llega a dormirse. Generalmente a ellos sucede una sensación de sobresalto y de asumir que se ha vivido una situación peligrosa, lo que desemboca en que por unos segundos o minutos se recobra esa sensación de alerta perdida. Pero si no se realiza una parada para descansar esos microsueños acabarán volviendo y pondrán en riesgo no sólo al conductor somnoliento, sino al resto de pasajeros, si los hay, y a los demás usuarios de la carretera.
Por todo ello, la DGT avisa de que tomarse varios cafés no es algo que funcione a largo plazo si se va a seguir al volante. Es más, puede incrementar el peligro al crear en el conductor una falsa sensación de seguridad y de control de la situación.
Medidas para prevenirlo
Siempre será mejor evitar tanto el sueño al volante como el efecto rebote, y para ello se pueden seguir unas medidas de prevención si se va a conducir, especialmente en viajes largos. La primera, obviamente, es dormir lo suficiente antes de salir a la carretera. Además, conviene evitar comidas copiosas antes de conducir y limitar el consumo de café y de bebidas energéticas.
Junto a todo ello es conveniente dividir el trayecto en etapas con la intención de no acumular cansancio, y programar pausas como máximo cada dos horas o 200 kilómetros. Por último también ayudará mantener el habitáculo del coche bien ventilado y a una temperatura agradable.
Más frecuente en autopista
El efecto rebote se produce más habitualmente en autopistas por la configuración de estas carreteras. Al ser vías más rectas, más seguras y al no tener que pasar en ningún momento al sentido contrario para adelantar tienden a generar una conducción más autónoma, que se agrava ante la falta de estímulos visuales y la escasez de paradas. Todo ello puede inducir al sueño sin que el conductor sea consciente. Esa monotonía combinada con la toma de café en un área de servicio favorece el efecto rebote, que incrementa el riesgo de accidente.