Madrid. Las principales ONG coincidieron ayer en destacar con moderado optimismo el que la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) haya abierto de nuevo el debate sobre la imposición de una tasa a las transacciones financieras, la conocida tasa Tobin.
Una presión que han reivindicaso Francia y España con el fin de luchar contra la pobreza y el hambre mediante este mecanismo innovador de financiación.
Así, la Coordinadora de ONG de Desarrollo (ONGD) expresó su "moderada satisfacción" por los resultados de la Cumbre, en especial que se haya puesto otra vez sobre la mesa la posibilidad de establecer la tasa Tobin, una iniciativa que espera "aterrice" y se concrete en las negociaciones de la UE y el G-20.
La Cumbre "podría servir, al menos, como punto de partida para trasladar propuestas de desarrollo y definir planes de acción en otros foros más ejecutivos", apuntó la Coordinadora. Además consideró que gracias a la crisis se ha impulsado el análisis sobre posibles vías para la obtención de recursos adicionales, y señaló que "la sociedad civil internacional exige que el sector financiero pague por sus excesos".
Tras recordar que la tasa a las transacciones financieras es "una propuesta ampliamente reclamada por las organizaciones de la sociedad civil desde que fuera lanzada por James Tobin en 1971", la Coordinadora expresó su esperanza en que "el compromiso retórico" de Zapatero "se transforme en acciones políticas reales; no olvidemos que las palabras se las lleva el viento".
De la misma opinión es el portavoz de Intermón-Oxfam, Jaime Atienza, para quien el hecho de que los presidentes de España y Francia hayan apoyado la propuesta "es un pequeño paso adelante", señaló. Para Atienza, la idea de tasar con un 0,05% todas las transaciones financieras "es perfectamente viable y fácil de aplicar, pero las dificultades son políticas".
ganancias Según los promotores de la propuesta, este nuevo impuesto a los 3,6 billones de dólares que se mueven diariamente por los canales financieros globales generaría unos 30.000 millones de dólares anuales para combatir la pobreza y la miseria.
Los países donantes destinaron el año pasado a la asistencia al desarrollo cerca de 120.000 millones de dólares, que pese a ser una cifra récord se queda por debajo de sus compromisos y es insuficiente para alcanzar a tiempo los ODM.