Un excontratista de seguridad de los nuevos centros de distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza, respaldados por Israel y Estados Unidos, dijo a la cadena británica BBC que vio cómo sus compañeros abrieron fuego contra palestinos hambrientos que no suponían ningún tipo de amenaza.
En una ocasión, afirmó el excontratista, que pidió mantener el anonimato, un guardia abrió fuego desde una torre de vigilancia con una ametralladora porque un grupo de mujeres, niños y ancianos se alejaba demasiado despacio del lugar, señala la emisora.
Al relatar el incidente, este testigo declaró: "Mientras eso sucedía, otro contratista que se encontraba en el lugar, de pie en el terraplén que daba a la salida, abrió fuego con entre 15 y 20 disparos repetitivos contra la multitud. Un palestino cayó al suelo inmóvil. Y entonces el otro contratista que estaba allí exclamó: '¡Caramba, creo que has dado a uno!'. Y luego se rieron de ello".
Agregó que los directivos de GHF habían restado importancia a su informe como una coincidencia, sugiriendo que el palestino podría haber "tropezado" o estaba "cansado y desmayado".
A pesar de este relato, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, en inglés) afirmó que estas revelaciones eran falsas y que ningún civil fue atacado en los centros de distribución. Además, afirmó que el hombre que hizo estas acusaciones es un "excontratista descontento" al que habían despedido por mala conducta, algo que él niega.
La FGH comenzó sus operaciones en Gaza a finales de mayo, con el objetivo de distribuir ayuda humanitaria limitada desde varios puntos del sur y el centro de Gaza. Este mecanismo ha sido ampliamente criticado por obligar a un alto número de personas a caminar a través de zonas de combate.
Desde la puesta en marcha del GHF, el Ejército de Israel ha matado a más de 400 palestinos que intentaban recoger ayuda alimentaria de sus instalaciones, según la ONU y médicos locales.
La ofensiva contra Gaza, lanzada en respuesta a los ataques del 7 de octubre de 2023 –que dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 250 secuestrados, según el Gobierno israelí–, ha dejado hasta la fecha más de 57.000 palestinos muertos, tal y como han denunciado las autoridades del enclave palestino, controladas por Hamás, si bien se teme que la cifra sea superior