pekín. "Todo es sobre idolatrar a la familia Kim. Preservan sus cuerpos para mantener el régimen intacto", según ha dicho el ex embajador norcoreano en Tailandia Hong Soon Kyung, que posteriormente desertó y en la actualidad encabeza un movimiento social para instaurar la democracia en Corea del Norte, según informa la agencia Reuters.
El cuerpo de su padre, Kim Il Sung, considerado 'El Eterno Presidente', fue preservado por embalsamadores rusos tras fallecer a causa de un infarto al corazón en 1994.
CHINA APOYA A KIM JONG-UN El Gobierno de China, máximo y casi único aliado del régimen norcoreano, dio ayer su apoyo expreso al joven Kim Jong-un como nuevo mandatario de Corea del Norte, lo que despeja su carrera hacia el liderazgo tras la muerte de su padre, Kim Jong-Il. "Kim Jong-un es un gran líder de la República Popular Democrática de Corea, así como un buen amigo del pueblo chino que ha contribuido mucho en el desarrollo del socialismo", dijo el portavoz de Asuntos Exteriores chino Liu Weimin, usando unos calificativos casi calcados a los que un día antes dedicó a su padre.
Frente a esta postura se sitúa la de las otras dos potencias asiáticas, Corea del Sur y Japón, que ayer cerraron filas y sellaron su alianza con Estados Unidos ante la incertidumbre sobre el futuro del régimen comunista de Pyongyang. Japón, uno de los actores fundamentales en la estabilidad de la península coreana, mantiene a sus servicios de inteligencia a pleno rendimiento y prosigue las rondas de contactos a nivel diplomático. Fuentes del Ministerio de Defensa nipón aseguraron que la recolección de información se ha redoblado, pese a que las Fuerzas de Autodefensa no han elevado su nivel la alerta ni han detectado movimientos irregulares en las tropas norcoreanas tras conocerse la muerte de Kim Jong-Il.
En el reparto de funciones de quienes cercan a Corea del Norte parece que Japón ejercerá las labores de mediador mientras Seúl y Washington asumirán las funciones disuasorias. Así, tras acercar ayer posturas con Seúl y Washington, el primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, anunció que viajará la semana próxima a Pekín, el mayor aliado de Pyongyang, con vistas a "reforzar el entendimiento con la segunda economía mundial en beneficio de la estabilidad de Asia Oriental". A su vez, el ministro de Defensa surcoreano, Kim Kwan-jin, y el secretario de Defensa estadounidense, León Panetta, acordaron ayer por teléfono mantener una postura defensiva fuerte y pactaron, a través de sus máximos jefes militares, garantizar "una respuesta rápida y contundente en caso necesario".
Estrategia Así las cosas, en la lectura de los analistas parece clave la postura que adopte Pekín que ayer respaldó sin fisuras la sucesión en Pyongyang. "Creemos que bajo el liderazgo de Kim Jong-un se harán esfuerzos para construir un fuerte país socialista y lograr la paz en la península Coreana", sentenció el portavoz de Asuntos Exteriores chino. Liu Weimin también dejó abierta la posibilidad de que el tercer exponente de la "dinastía comunista" de los Kim visite próximamente territorio chino, señalando que Pekín "da la bienvenida a que los líderes (de Corea del Norte) visiten China cuando lo crean conveniente".
Con estas palabras, China confirma que sigue al lado del régimen que prácticamente salvó de su desaparición en la Guerra de Corea (1950-53), interviniendo cuando Corea del Sur y Estados Unidos habían reducido prácticamente la resistencia del Norte, con lo que logró que aquel conflicto finalizara en tablas.
Sesenta años después, China sigue considerando que Corea del Norte es un aliado estratégico, pues se interpone así entre su territorio y una Corea del Sur con una fuerte presencia militar norteamericana (aunque ésta, paradójicamente, se justifica precisamente en la existencia del régimen de los Kim). "China quiere una península Coreana estable, que mantenga el status quo actual", señalan los analistas.