moscú - Rusia ha lanzado unos imponentes y sorpresivos ejercicios militares en medio de la grave crisis en Ucrania, una coincidencia que cuesta no interpretar como un acto de intimidación contra las nuevas autoridades ucranianas, pese a sus declaraciones de que no tienen nada que ver con la situación en el vecino país. "La aviación interceptora patrulla de manera permanente el espacio aéreo en las zonas fronterizas (occidentales) del país", informó el Ministerio ruso de Defensa sobre la marcha de las maniobras militares ordenadas por el presidente Vladímir Putin, que han suscitado preocupación en Ucrania y en la comunidad internacional.

La orden del jefe del Kremlin de poner en alerta las unidades militares en oeste y centro de Rusia, incluidas zonas próximas a Ucrania, para comprobar su "disposición de combate", provocó una enérgica reacción de Estados Unidos por boca de su secretario de estado, John Kerry.

"Estamos dejando claro que todos los países deben respetar la integridad territorial, la soberanía de Ucrania", declaró Kerry en alusión a la exhibición de fuerza rusa, aunque recalcó que Washington no busca la confrontación con Moscú.

La tensión se disparó ayer con la toma por un grupo armado prorruso de las sedes del Gobierno y Legislativo de la república autónoma ucraniana de Crimea, península de mayoría rusohablante y donde está la base de la Flota rusa del Mar Negro. Por la tarde, el Parlamento crimeo acordó la destitución del Gobierno provincial y convocó un referéndum para reclamar la ampliación de la soberanía.

La península de Crimea, con unos dos millones de habitantes, de los cuáles casi el 60% son rusos étnicos, un 25% ucranianos y un 12% tártaros, ha sido la permanente manzana de la discordia entre Moscú y Kiev desde la caída de la Unión Soviética. Muchos rusos, tanto de la península ucraniana como en Rusia, no se conforman con la decisión adoptada en 1954 por el mandatario soviético Nikita Jrushov, ucraniano, de ceder ese territorio ruso a Ucrania en señal de amistad entre ambos pueblos. La caída del régimen del presidente ucraniano, Víkor Yanukovich, supone sin duda un duro revés para Moscú, ya que siembra serias dudas sobre el futuro de la principal base de la Flota rusa, emplazada en el puerto ucraniano de Sebastopol.

Fue precisamente Yanukovich quien nada más llegar al poder en 2010 firmó un tratado con Moscú para prorrogar la permanencia de la base naval rusas otros 25 años, hasta 2042, decisión duramente criticada por las mismas fuerzas que lo depusieron la semana pasada. Mientras, las palabras del titular ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, de que los ejercicios, en los que participan tropas de tierra, blindados, fuerzas aerotranportadas, buques y diversas ramas de la aviación, no tienen nada que ver con la situación en Ucrania no han tranquilizado a nadie

la otan levanta la voz Los ministros de Defensa de la OTAN expresaron ayer su apoyo a la soberanía, independencia e integridad territorial de Ucrania y subrayaron que su estabilidad y compromiso con la democracia es "clave" para la seguridad euroatlántica. El secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, manifestó personalmente su preocupación por la situación en Crimea y pidió a Rusia que evite cualquier movimiento que incremente la tensión en la zona y cree confusión. "Estoy preocupado por los acontecimientos en Crimea. Pido a Rusia que no emprenda ninguna acción que pueda escalar la tensión o crear malentendidos".

Desde Kiev, el presidente interino de Ucrania, Alexandr Turchínov, advirtió al mando de la Flota rusa del Mar Negro de que todo movimiento de tropas rusas en Crimea que no esté contemplado en los acuerdos ruso-ucranianos será considerado un "acto de agresión". En Moscú, donde se da por hecho que Yanukovich está refugiado, la cancillería admitió que se han producido unos movimientos de efectivos rusos en Crimea, pero recalcó que están amparados por el acuerdo con Ucrania.