lisboa -Más de 2.000 efectivos continúan luchando contra el incendio que arrasa el centro de Portugal desde el sábado, dejando a su paso al menos 64 muertos y un paisaje desolador en un país impactado ante la magnitud de la tragedia.
El fuego, que arrancó el sábado por la tarde en el municipio de Pedrógão Grande, en el distrito de Leiria, crece y se extiende también a los de Castelo Branco y Coimbra, y mantiene cuatro frentes activos.
El número de víctimas mortales ha subido a 64 con la muerte, la tarde de ayer, de un bombero que permanecía ingresado en estado muy grave. Según el último balance oficial ofrecido por la ministra de Administración Interna, Constança Urbano, el incendio deja 135 heridos, varios de gravedad.
La ministra de Administración Interna de Portugal, Constança Urbano de Sousa, aseguró ayer que 24 de las 62 víctimas mortales fueron identificadas. Además, subrayó que los equipos forenses trabajan sin descanso para identificar a los fallecidos, cuyos restos fueron trasladados a Coimbra para realizar los análisis pertinentes.
Asimismo, aseguró que oficialmente no se tiene constancia de que haya extranjeros entre las víctimas, aunque el Gobierno francés confirmó que uno de sus ciudadanos murió en el incendio.
Más de 2.200 efectivos participan en las labores de extinción, ayudados por seis aviones, 200 brigadistas y varias decenas de bomberos, entre ellos 25 miembros del cuerpo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (ERICAM), que se han desplazado a la zona desde España. También llegaron refuerzos aéreos de Francia e Italia, enviados en el marco del Mecanismo de Protección Civil de la UE.
Los efectivos terrestres que trabajan en la zona todavía no han conseguido acceder a algunas aldeas cercadas por el fuego y la baja visibilidad ha dificultado el trabajo de los medios aéreos, especialmente en las primeras horas del día, en una zona en la que las temperaturas rondan los 38 grados, con viento de moderado a fuerte.
“Es necesario llegar a todo el territorio para ver si hay más víctimas en las pequeñas aldeas”, repartidas por la Sierra de Lousã y la cuenca del río Zezere, dijo Rui Rocha, alcalde de la localidad de Ansião, una de las afectadas por las llamas.
investigación y solidaridad La versión que manejan las autoridades lusas apunta a que el fuego se inició por el impacto de un rayo en un árbol seco en la tarde del sábado, con temperaturas de 40 grados y fuertes vientos que ayudaron a propagar las llamas.
A pesar de que los portugueses están acostumbrados a sufrir numerosos incendios cada verano, es el país de la UE más afectado por las llamas en este siglo, y la magnitud de esta tragedia los mantiene impactados.
Muchos siguen sin entender cómo el fuego pudo expandirse con tanta rapidez, cercando aldeas enteras y una carretera que une los municipios de Figueiró dos Vinhos y Castanheira de Pera, donde 30 personas murieron atrapadas dentro de sus vehículos.
Entretanto, se han multiplicado las muestras de solidaridad por todo el país, con ciudadanos que han abierto las puertas de su casa para acoger a las decenas de personas desalojadas o que han perdido a algún familiar. Además, las víctimas están recibiendo apoyo psicológico por parte de una treintena de técnicos repartidos por las zonas afectadas. Asimismo, donaron miles de litros de agua y toneladas de comida para las víctimas y los bomberos que participan en las operaciones de rescate.
Los portugueses también se han lanzado a proporcionar ayuda a las víctimas a través de cuentas bancarias solidarias o de donaciones, hasta tal punto que menos de 48 horas después de que se iniciase el incendio, las autoridades tuvieron que pedir que dejasen de enviar alimentos a la zona porque hay “exceso de alimentación”. Además, figuras públicas han hecho donaciones económicas, como el ganador de Eurovisión, Salvador Sobral, que dará los beneficios de la venta de su disco este fin de semana.
La ayuda proviene también de fuera de las fronteras portuguesas, desde donde han llegado apoyos para combatir las llamas. El primer país en reaccionar fue España, desde donde el domingo a primera hora llegaron dos aviones Canadair, a los que posteriormente se han sumado otras dos aeronaves del mismo modelo, dos anfibios Air Tractor, 200 militares de la Unidad Militar de Emergencias con diecinueve vehículos y 25 bomberos del Equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid.
críticas al gobierno El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, apeló desde el centro de operaciones instalado en la localidad de Avelar a concentrar todos los esfuerzos en combatir el fuego, en vez de discutir las causas y las posibles responsabilidades que puede acarrear la tragedia, por la que se han decretado tres días de luto nacional. “La prioridad ahora es el combate al incendio y el apoyo a las víctimas y a las familias”, señaló el jefe del Estado luso, que añadió: “después tendremos todo el tiempo del mundo para debatir sobre el resto de asuntos del incendio”.
Por su parte, el líder de la oposición, el ex primer ministro conservador Pedro Passos Coelho, exige explicaciones políticas a la catástrofe tras reunirse con Protección Civil.
Esta tragedia ha llegado cuando el Partido socialista del primer ministro, Antonio Costa, se encuentra en plena tramitación parlamentaria de la llamada Ley de eucalipto, que propone cancelar hasta 2030 el cultivo de este tipo de árbol, cuyas ramas sacas son especialmente inflamables. El grupo de presión ecologista Quercus atribuye los incendios a “errores de administración forestal y malas decisiones políticas” de varios Gobiernos en las últimas décadas. Para ellos, los organismos oficiales no hicieron suficiente para coordinar la prevención de incendios forestales, una crítica extendida entre los afectados, que alegan que la llegada de más de 1.000 bomberos que desconocían el terreno no estuvo gestionada de manera eficiente.
El primer ministro António Costa explicó a los regidores municipales que se siniteron desprotegidos en los peores momentos del incendio, que lo primordial es salvar vidas, y después las casas. Ardieron hogares en Caniçal, de Figueira y de bastantes más aldeas sin que ningún bombero apareciera por allí. Pero no había manos, realmente. - Efe
“la regla de los tres treinta”
Abandono de las tierras. Los delegados portugueses de la Federación Europea de Sistemas Agroforestales inciden en el impacto del abandono en la actividad agrícola en las tierras de esa zona del centro del país, que ha dado lugar a una “matorralización” que ayuda a la propagación del fuego, unido a que se produjo lo que conocen como “la regla de los tres treinta”. Esta regla de la que hablan se da cuando la temperatura es superior a 30 grados, la humedad está por debajo del 30% y los vientos, de más de 30 kilómetros por hora. Características que también producen las tormentas de fuego, como la que provocó la muerte de decenas de personas en sus coches.