El consulado de Turquía en la ciudad iraquí de Mosul ha sido objetivo este miércoles de un ataque con proyectiles que se ha saldado sin víctimas, en medio del aumento de las tensiones tras la muerte la semana pasada de nueve turistas iraquíes en un ataque con artillería achacado a Ankara contra un resort en Zajo, situada en la región semiautónoma del Kurdistán iraquí.

"El consulado ha sido atacado con cuatro proyectiles tipo 'Katyusha', causando daños materiales en los alrededores del consulado", según han indicado fuentes de seguridad citadas por la agencia iraquí de noticias NINA, sin que por el momento haya reclamación de la autoría. Asimismo, ha sido atacada una base militar situada al norte de Mosul.

El incidente ha sido condenado por el Ministerio de Exteriores turco, que ha recalcado en un comunicado que el suceso se ha saldado sin víctimas". "Esperamos que los responsables sean llevados lo antes posible ante la justicia. Pedimos firmemente a las autoridades iraquíes que cumplan su responsabilidad a la hora de proteger las misiones diplomáticas y consulares", ha agregado.

Asimismo, ha apuntado que es "grave" que el ataque fuera perpetrado tras la reunión celebrada a última hora de martes por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para abordar las tensiones, celebrado "a petición de las autoridades iraquíes y en un momento en el que Turquía es acusado injustamente", según Ankara.

"En esta ocasión, reiteramos nuevamente nuestro llamamiento a las autoridades iraquíes para que se centren en la lucha contra el terrorismo y para que pongan fin a la presencia terrorista en su territorio, que supone una amenaza para los países vecinos y las misiones diplomáticas", ha zanjado, en aparente referencia al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Durante la citada sesión en el Consejo de Seguridad de la ONU, el ministro de Exteriores iraquí, Fuad Hussein, ha reclamado al organismo internacional que apruebe una resolución para forzar la retirada de militares turcos del norte del país y ha denunciado que el ataque en Zajo supuso "una flagrante agresión por parte del Ejército turco contra civiles inocentes" y "una agresión militar contra la soberanía, seguridad e integridad territorial de Irak".

Así, ha recordado que la presencia de tropas turcas en el Kurdistán es "ilegal", dado que no cuenta con la aprobación del Gobierno iraquí ni se enmarca en un acuerdo de seguridad, antes de destacar que Bagdad está "totalmente dispuesto" a trabajar con la ONU y otros países para lograr expulsar de su territorio al PKK y ha reconocido que "su presencia causa inseguridad y crea inestabilidad en Irak".

Turquía anunció a mediados de abril el inicio de una nueva ofensiva contra el PKK en el Kurdistán iraquí, en el norte de Irak, lo que fue descrito por Bagdad como una "amenaza a la seguridad nacional", dado que las operaciones no estaban siendo coordinadas. El Ejército turco también realiza recurrentemente operaciones militares contra el PKK y sus aliados en el norte de Siria desde que quedó roto el alto el fuego entre el Gobierno y el grupo armado en julio de 2015.