Después de descubrir petróleo y gas en sus tierras, un ganadero vasco compró 39 toneladas de hormigón y construyó un frontón con tres enormes paredes sobre un corral de ovejas en 1978. Se llamaba Jean Urrutia, y el lugar se convirtió muy pronto en un importante punto de referencia de la vida vasca del Gran Valle, entre los riscos de Uncompahgre plateau, Roan plateau y Grand Mesa, que se elevan a más de 3.400 metros de altura.

En una placa de bronce se lee: “Dedicado al pueblo vasco y a sus descendientes que contribuyeron en gran medida a la construcción y desarrollo de esta zona. Ya fuera con sus tierras, ganado, empresas privadas u otros esfuerzos y trabajo, todos ellos se esforzaron por hacer y ser los mejores. Patria: Los Pirineos. Este territorio limita con Francia y con España. Pueblo–Idioma: Una antigua nación cuyos integrantes hablan su propia lengua. El origen de ambos se desconoce. Gente: Los vascos son orgullosos, independientes, trabajadores, y se enorgullecen de todo lo que tienen y de todo lo que hacen. Ongi etorriak danak !”

LUGAR DE ENCUENTRO

Durante décadas, la Plaza Urrutia fue el lugar de encuentro de los vascos del valle, que acudían allí a jugar a pelota, y a celebrar esporádicos Jaialdis. En 2003 fue reinaugurado, y el 24 de enero de 2022, el frontón fue el lugar en el que el equipo vasco de pelota mano formado por Tony Huerta y Oier Pastor que se enfrentó a los mexicanos Francisco Mancilla y Marcos Medina.

Tal como dice Nancy Holton para The Colorado Sun, cuando todos los hoteles vascos han desaparecido y en su lugar se levanta el centro de convenciones Two Rivers, solo la cancha ha logrado sobrevivir a la intensa urbanización de la zona. Y en 2023 va a formar parte del Registro de Propiedades Históricas del estado de Colorado.

El frontón que los vascos de América llaman plaza o cancha, se encuentra hoy “incongruentemente localizado” en el cruce de la calle 24 y la calle G de Grand Junction, en la esquina sur del concurrido Canyon View Park de la ciudad, muy cerca del cruce con la Interestatal 70, una de las principales arterias de la república que une Utah con Maryland. El parque cuenta con cuatro campos de beisbol, dos de baloncesto, dos de voleibol, dos campos de futbol, seis campos de futbito, y una amplia área verde para pasear. Cuando se construyó Canyon View Park a fines de la década de 1990, el frontón se usó para almacenar estiércol y amontonar materiales de construcción.

TRES PAREDES DE HORMIGÓN

Originalmente, se pensó demoler la plaza Urrutia y hacer espacio para 138 plazas de aparcamiento. Para apaciguar a aquellos que se oponían a su voladura, la ciudad ofreció construir dos modernas canchas de pelota mano y colocar una placa en memoria de los vascos del Gran Valle. Pero éstos, “con un ejército de amigos, acudieron en masa a las reuniones de la ciudad y se opusieron” dice Lofholm. Consiguieron mantener el frontón en pie y el parque creció alrededor de las tres paredes de hormigón de Urrutia. Ahora tiene un parking para más de 500 vehículos, sin necesidad de que el frontón fuera derribado. Y Plaza Urrutia sigue siendo un lugar de encuentro para aficionados a la pelota, la mayoría de los cuales no son vascos.

El pasado otoño, gracias al esfuerzo de Mayi Berterretche —ingeniera aeroespacial jubilada y presidenta del Eusko Etxea de Colorado— y muchos otros, vascos de todas las esquinas del estado se reunieron allí, acompañados de algunas familias provenientes de California, para celebrar los 45 años del frontón: sirvieron cordero asado y “vino fino”. La transcendencia del evento hizo reflexionar a Eric Newcombe, miembro de la Oficina Estatal de Preservación Histórica, quien anunció que se trataba de un lugar “tremendamente importante” que había que proteger. Kristen Ashbeck, concejal de Grand Junction, añadió que la ciudad que una vez quiso demoler el frontón estaba ahora determinada a preservarlo.

Para que la Plaza Urrutia sea incluida en el Registro de Propiedades Históricas de Colorado junto a los más de 2.500 patrimonios históricos del estado, es preciso defender que el lugar tiene un valor histórico singular, ya que es el único frontón del estado, y uno de los pocos del país. La Junta Asesora de Parques y Recreación de Grand Junction dio luz verde al proyecto recientemente y la semana pasada la Junta de Preservación Histórica votó para que el proceso de designación continuase. Si todo va bien, la semana que viene el concejo municipal firmará el proyecto y en septiembre la junta de History Colorado se reunirá para sancionar el proceso. Entonces el frontón pasará a ser un monumento histórico, pero sin dejar de ser un frontón, una plaza y una cancha.

Newcombe ha anunciado que él será el primero en acudir a los actos que atraerán a vascos de todo el estado para celebrar este evento el próximo mes de septiembre.

No es el único frontón del Oeste. Un día que iba camino de Boise desde Reno me detuve en Roma después de 300 millas de desierto en línea recta; llené el depósito y al ir a pagar al bar, acabé hablando sobre el plan Ibarretxe con una pareja que había emigrado de Lekeitio hasta después de cenar: “Estás en una comunidad no incorporada del condado de Malheur, en Oregon, a unos mil metros de altura… un lugar con menos personas que kilómetros cuadrados”. Según me dijeron, el nombre se debe a que las inmensas formaciones rocosas que se alinean a orillas del río Owyhee se parecen a los antiguos pilares del foro de Roma.

PRIMAVERA DE 1915

Al día siguiente jugamos a pelota en Jordan Valley, 30 millas al oeste de Roma. Los primeros vascos en arrastrar sus ardikanpos hasta allí fueron Jose Navarro y Antonio Azkuenaga, en 1889. Tan solo un año más tarde se les unió Agustin Azkuenaga. Pedro Arritola, Luis Iturraspe y Cipriano Anakabe llegaron después, y muy pronto la colonia vasca prosperó. Algunos fueron pastores y otros canteros, mineros, hosteleros y comerciantes. Allí construyeron uno de los primeros frontones del Oeste en la primavera de 1915. Lo hicieron con piedra de los pilares de Roma, tallada a mano por albañiles vascos. Aquí se sigue jugando a pelota mano.

Anne-Marie Chiramberro del blog Hella Basque y Xabier Berroeta, de la Federación de Pelota de los Estados Unidos, confeccionaron la lista de los 19 frontones de los Estados Unidos. Entre ellos están el de Anduiza en el Basque Block de Boise (Idaho) o el Anchustegui Pelota Court de Mountain Home, también en Idaho. Hay un frontón en Coppel (Texas), otro en Flagstaff (Arizona), y el Amateur Jai Alai Court en Berlin (Connecticut).

En Florida hay cuatro inmensos frontones profesionales donde se ha jugado a cesta punta y remonte hasta hace poco; son el Jai Alai Court y el Casino Miami Jai Alai, de más de 30 metros, en Miami; el Dania Beach Jai Alai Professional Court en Dania y el King’s Court en Hialeg Gardens. En California hay al menos siete frontones, tres en Chino, dos en Bakersfield, uno cerca de Fresno, y el del South San Francisco Basque Cultural Center, también construido a mano por los vascos del lugar. Hay un frontón en Elko, Nevada, con una magnífica reproducción de la icónica fotografía del exilio de un joven frente al árbol de Gernika pintado en la parte trasera de la pared principal.

En 1979 Jose Ramon Areitio lanzó con su remonte la pelota a 302 kilómetros por hora en el frontón New Port de Rhode Island… y a pesar de haber jugado durante siglos, los vascos no hemos roto la pelota contra la pared, ni la pared ha cedido ante sus disparos.