El límite de deuda representa la cantidad máxima de dinero que el gobierno de los Estados Unidos puede pedir prestado para cumplir con sus obligaciones legales. El límite del endeudamiento no autoriza nuevos compromisos de gasto, tan solo permite al gobierno financiar obligaciones impuestas por el Congreso lo que abarcan una variedad de gastos críticos, como seguridad social, salarios, intereses de la deuda, reembolsos y otros pagos urgentes. No tomar medidas podría resultar en el incumplimiento de los deberes de la deuda, lo que en opinión de numerosos economistas perturbaría los mercados financieros y podría conducir a la nación –y tal vez al mundo– a una nueva recesión.

A lo largo de la historia, el Congreso siempre ha tomado medidas para aumentar el límite de la deuda. Desde 1960, ambas cámaras han aumentado permanentemente, extendido temporalmente o modificado el límite de la deuda en 78 ocasiones. Los presidentes republicanos han solicitado del congreso la elevación de la deuda en 49 ocasiones, mientras que los presidentes demócratas lo han hecho 29 veces.

Si el Congreso no elevaba el techo de la deuda antes de mañana, la secretaria del tesoro, Janet Yellen, advirtió que no tendrían fondos suficientes para cumplir con todas las obligaciones de la nación. Concretamente, Yellen declaró que la república podría agotar su caudal para el 1 de junio si el Congreso no aumenta el límite de endeudamiento del país de 31.400 millones de dólares. Según los datos aportados en los últimos días, el departamento del tesoro tiene un saldo en efectivo de 38.800 millones. Esta cifra ha disminuido significativamente desde más de 200.000 millones a principios de este mes y se acerca al umbral mínimo de 30.000 millones de dólares. Los líderes de ambos partidos en el Congreso han reconocido la necesidad de abordar este asunto, pero la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, imponía como condición que se introduzcan restricciones al gasto federal.

El presidente de la Cámara, el republicano Kevin McCarthy, confirmó por vez primera el pasado sábado que demócratas y republicanos habían llegado a un principio de acuerdo para elevar el techo de la deuda por un período de dos años. El mayor desafío ha radicado desde un principio en obtener los votos mínimos para llegar a un acuerdo en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, y en el Senado, controlado por los demócratas. Ambos líderes se enfrentaban a la fuerte oposición de la izquierda más progresista y de la derecha más extrema.

Recortes al gasto público

Los republicanos insistieron desde un principio en la necesidad de imponer recortes al gasto público para hacer frente al crecimiento de la deuda nacional, que actualmente asciende a 31.400.000 millones de dólares, lo que equivale a 94.179 dólares por ciudadano o 98% del PIB. El proyecto de ley superó un obstáculo importante el martes por la noche cuando el Comité de Reglas de la Cámara de Representantes logró aprobar por un estrecho margen de 7 votos contra 6 llevar la decisión al pleno. La Oficina de Presupuesto del Congreso, estimó que el proyecto de ley reducirá el déficit presupuestario en 1.500 millones de dólares durante la próxima década y reducirá el gasto en aproximadamente 1.300 millones entre 2024 y 2033.

Finalmente, el 31 de mayo, la Cámara de Representantes aprobó el proyecto de ley para suspender el límite máximo de deuda con el apoyo mayoritario de demócratas y republicanos moderados por 314 votos a favor y 117 en contra. La media obtuvo el respaldo de 165 demócratas y 149 republicanos mientras que 71 republicanos de línea dura y 46 progresistas votaron en contra. Los republicanos más extremos anunciaron que votaban en contra porque defendían mayores recortes. El representante Chip Roy, miembro del House Freedom Caucus, expresó su descontento y afirmó que tan sólo se había logrado “una congelación de gastos de dos años llena de lagunas y farsas”.

Los demócratas progresistas, quienes, junto con Biden, se resistieron inicialmente a negociar el techo de la deuda, se opusieron al proyecto de ley debido a las limitaciones presupuestarias impuestas a ciertos programas federales de lucha contra la pobreza. El representante demócrata Jim McGovern afirmó que desde el Partido republicano se estaba chantajeando al país al obligarlo a decidir entre “dar de comer a los pobres o llevarnos a la suspensión de pagos”.

El debate y la votación en el Senado podrían complicarse si alguno de los 100 senadores intenta retrasar o bloquear la decisión de la Cámara. El senador republicano de línea dura Rand Paul, conocido desde hace mucho tiempo por retrasar votaciones importantes, ha anunciado que no detendría la aprobación de la medida si se le permitía presentar una enmienda. Por su parte, Bernie Sanders, progresista, ha dicho que se opondrá al proyecto de ley debido al impacto que los recortes van a tener sobre los más desfavorecidos.

En contra de elevar la deuda

Los progresistas están en contra de elevar la deuda por varias razones. El país está envejeciendo a medida que la generación del baby boom se jubila: 10.000 personas cumplirán 65 años todos los días hasta 2029. Para 2050, se espera que haya 86 millones de personas mayores de 65 años y se espera que las personas vivan más. Esta es una buena noticia, pero significa que las necesidades financieras deberán confrontar los retos de una jubilación más prolongada.

Por otro lado, el sistema tributario del país no genera suficientes ingresos para cubrir los gastos que han promulgado los legisladores y este desequilibrio conduce a déficits anuales cada vez más altos: los ingresos totales son 4.900 millones de dólares y los gastos totales son 6.300 millones.

Cada día, el país gasta más de 1.300 millones de dólares en intereses, y los intereses son la parte del presupuesto federal de más rápido crecimiento: Se calcula que el interés se triplicará en diez años. Finalmente, la república se enfrenta a muchos desafíos que incluyen una creciente desigualdad, atención médica inasequible, un clima cambiante, educación deficiente, infraestructura en ruinas y amenazas de seguridad impredecibles.

Para hacer frente a estos desafíos harán falta recursos significativos y cada dólar que se destina al pago de intereses significa menos recursos disponibles para construir un futuro mejor. Según asegura la Fundación Peter S. Peterson, ser irresponsables con el presupuesto significa no ser justos con nuestros hijos y nietos que heredarán la deuda.

La aprobación del proyecto de ley en la Cámara ha supuesto una victoria para los republicanos, ya que limita la financiación de algunas de las propuestas de ayuda social de la Casa Blanca. Pero asimismo permite a los demócratas seguir adelante con las inversiones en infraestructuras y energía verde, mientras que los recortes en gasto social son considerablemente menores de lo que los republicanos habían pedido inicialmente.

Pero hablando de dinero, hay cosas que no cambian: Ambos partidos han aceptado que el gasto militar puede aumentar durante los próximos dos años. Y algo más. Como ha anunciado Bloomberg, cada uno de los 31 multimillonarios más ricos del país poseen más reservas en efectivo que el gobierno federal de los Estados Unidos. Algunos ejemplos: Bernard Arnault, con un valor neto estimado de 193.000 millones de dólares; Elon Musk, 185.000 millones, y Jeff Bezos, con un patrimonio neto de 144.000 millones.