Hace nada teorizábamos (¿?) sobre el significado, el qué y, algo menos, el porqué de la existencia de una campana en el escudo y bandera de Amaiur que, en algún tiempo remoto, debieron adoptar para su heráldica los naturales de la villa. Buscando y rebuscando sobre la misma cuestión, encontramos referencia de otras campanas, de dos concretamente de las que lucen y suenan en la torre de su iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora.
Datan estas de finales de octubre de 1911, sin que, hasta ahora, sea posible aportar mayor información sobre la fecha en la que fueron elevadas y colocadas en su ubicación actual, salvo el dato de que "muy en breve serán colocadas las campanas en la torre de Maya y con tal motivo se celebrará una solemnísima función religiosa" de la que, en este momento, no tenemos noticia.
Se construyeron en el taller y fundición del "conocido industrial" D. Isidro Albizu estas dos "magníficas" campanas que "ante nosotros se hizo sonar (...) y pudimos apreciar su argentino timbre y agradable y fastoso sonido". El cronista afirma que la obra "honra a su constructor, y de su adquisición puede estar satisfecho nuestro muy querido amigo el ilustrado y celoso párroco de Maya don Cruz Goyeneche".
La campana grande pesa 1.004 kilos (75 arrobas) y lleva la siguiente inscripción: María Asunción dut izena, nere yasale don Nicolás Iribarren eta doña Joaquina Arribillagak emana; Errotor (sic) D. Cruz Goyeneche. 1911:en urtean. En la pequeña, 502 kilos (42 arrobas) se lee: Dolores dut izena, nere yasale don Manuel Ubillos eta doña Dolores Echeverriak emana. Errotor don Cruz Goyeneche. 1911:en urtean. Debajo de estas inscripciones "en el dulce idioma vasco" que se habla en aquella pintoresca villa, está el nombre del fundidor, finaliza el cronista del que no consta firma que le identifique.
Don Cruz Goyeneche, original de Elbete y párroco de la villa, relevante euskaltzale, fue precisamente quien el 22 de julio de 1520 bendijo la primera piedra del obelisco de Amaiur. Aquel día, Cruz Goyeneche y el padre Tomás de Inza, capuchino y de la Academia de la Lengua Vasca, pronunciaron "enaltecedores discursos en euskaro" y fueron muy aplaudidos. Pero esta ya es otra cuestión distinta a la de la historia de las campanas.