antiguos carboneros y jóvenes y niños de todas las edades se dieron ayer la mano en Ancín para seguir dando betagarri a la carbonera, es decir, para seguir alimentándola con leña de encina pero también con cariño y orgullo de las tradiciones. La localidad homenajeó a aquellos carboneros que, como tantos otros vecinos de la localidad ya desaparecidos, tuvieron en esta actividad su principal modo de vida durante décadas.

Los vecinos voluntarios del auzolan de Ancín, coordinados por el concejal del municipio Carlos Ibáñez, se encargaron de organizar la fiesta. Así, los trabajos comunitarios que realizan a lo largo de todo el año de limpieza en el monte sirvieron ayer de materia prima para levantar la carbonera, para lo que contaron con la experiencia de los antiguos carboneros José Sola Chasco, Natalio Gallo Arana e Higinio Ruiz Barandalla, entre otros. Según explicó el alcalde de Ancín, Patxi Lizarraga, "tras la recogida de leña por parte de los jóvenes, los antiguos han hecho después la tarea más laboriosa y delicada, porque la carbonera desde que se prende hay que vigilarla las 24 horas".

Los propios antiguos carboneros, José Sola, Natalio Gallo e Higinio Ruiz, se encargaron de descubrir la placa del monolito que se ha instalado en su recuerdo. El alcalde relató que "a los de Ancín se nos conoce con el mote de carboneros, ya que gran parte de la población vivió de esto durante mucho tiempo. Los hombres se subían al monte y estaban meses allí, en la carbonera, sin bajar al pueblo. Hacían turnos para vigilarla y para ir a por comida, etc". Lizarraga relató que "venían camiones desde el País Vasco para llevarse el carbón que se usaba en cocinas, calefacciones, etc".

Uno de los testimonios vivos de aquella historia fue ayer José Sola Chasco, de 70 años, que relató que se dedicó a la carbonera "cuando era bien joven, de los 13 a los 26 años". Sola relató que "aprendí el oficio de mis hermanos mayores, Antonio y Vicente. En casa éramos muchos y había que repartirse y trabajar en lo que fuera". Sola destacó la dureza de esta labor: "Toda la leña se cortaba a tronzadera, a brazo, nada de motosierra", explicó el veterano carbonero, que añadió que "nos echábamos todo al hombro y hay que tener en cuenta que cada carbonera tenía entre 40.000 y 50.000 kilos de leña. Pero éramos jóvenes y no nos importaba tanto". José Sola se mostró satisfecho por el encuentro de ayer: "Esto es una fiesta. Se hace por recordar y porque no se pierda algo que ha sido tan del día a día de nuestro pueblo".

En los mismos términos se expresó el alcalde, Patxi Lizarraga, que indicó que el objetivo de la fiesta de las carboneras "es que los jóvenes y los niños puedan saber lo que fue, que no se pierda y además se documente, porque en Ancín quedan ahora mismo unos 5 ó 6 carboneros".