"Que si cada vez hay menos sitio para bañarse... que se ponen más zonas para los surfistas... y al revés; que los mejores sitios para hacer surf no se marcan con la bandera roja y azul. Este año en especial, estamos recibiendo muchas quejas y hoy quiero decir que ya es suficiente". Así de tajante se mostró ayer el alcalde de Zarautz, Jon Urien, quien defendió el trabajo de los socorristas de la Cruz Roja y subrayó que su labor es "salvar vidas". Por ello, insistió en que "hay que hacerles caso en todo momento". Y es que hay quien hace caso omiso de lo que dicen los vigilantes e incluso quien se atreve a hacerles frente de manera descarada. "Trabajan para garantizar nuestra seguridad", recordó Urien, pidiendo respeto para ellos.
Aunque Zarautz cuenta con casi tres kilómetros de playa, el mar abierto la convierte en una de las más peligrosas de Gipuzkoa, lo que provoca la prohibición del baño en gran parte del arenal. La fuerza del mar, las corrientes, la resaca, el viento y las mareas la hacen cambiar de forma cada día y no es nada fácil controlarla. Eso lo saben bien los trabajadores de la Cruz Roja Felix Zubia y Maximiliano Morello que acompañaron al alcalde en la rueda de prensa de ayer, con el objetivo de concienciar a los vecinos y visitantes sobre su profesión y "pedir respeto". "Siempre se ha criticado nuestro trabajo, pero nuestra labor es prevenir y tenemos que cuidar a los bañistas", indicó Zubia. La Cruz Roja de Zarautz cuenta con 44 socorristas y 25 trabajan a la vez, distribuidos en cinco torres y por la playa, además de contar con una moto acuática, la ambulancia y una enfermera. Desde hace siete años no ha habido ningún ahogado en Zarautz.
factores que condicionan
Nueve "churros" en la playa
Morello se encarga de poner las banderas cada día, y destacó que "no hay predilección" a la hora de ponerlas. El socorrista explicó que existen factores que condicionan los lugares de baño como los remolinos del mar, conocidos como churros. En este sentido, Morello subrayó que en la actualidad, hay nueve churros en la playa y "algunos días están funcionando todos". "Los que más trabajo están dando este año son el que está frente Argiñano y el del canal de Iñurritza. Además, los temporales han cambiado el fondo del mar y también hay un remolino en la Munoa", indicó. Es por ello que cada año han ido disminuyendo las zonas de baño, algo que no entienden algunos bañistas y surfistas y, de este modo, a la hora de balizar surgen los conflictos. "Muchos piensan que tenemos predilección por los surfistas, pero no es así. En julio hemos realizado 47 rescates y muchos han sido por no respetar el significado de las banderas. Si el churro es pequeño, ponemos la bandera roja y azul (para deportes acuáticos). No es para fastidiar a nadie", detallaron los miembros de la Cruz Roja. "Además, hay que recordar que la parte roja de la bandera para deportes acuáticos indica también peligro", señaló Morello.
"Tenemos la autoridad moral, pero no la legal, no podemos sancionar a nadie. Pero nos gustaría que se nos respetase. Siempre decimos que el mejor rescate es el que se ha evitado y aún así, casi la mitad de los que se han hecho en Gipuzkoa este mes han ocurrido en Zarautz. Además, los datos se van repitiendo cada año y el 20% de los rescatados en verano suelen ser vascos y el 10% de los mismos zarauztarras", concluyó Zubia.
NOTICIAS DE GIPUZKOA acudió ayer a la playa para preguntar a algunos usuarios su opinión. La bilbaina Teresa Abaitua viene a veranear a Zarautz desde siempre y aseguraba que "siempre ha estado masificada la playa" y está acostumbrada: "A los bañistas nos da la sensación de que los surfistas son los privilegiados de la playa, pero hay que tener en cuenta que se ponen las banderas por garantizar nuestra seguridad. Yo por lo menos las intento respetar", indicaba cogiendo de la mano a su hija Manuela, para dirigirse a pegarse un chapuzón.
Las zarauztarras Ane Lizaso y Leire Makazaga de trece años, salían del agua frente a Argiñano con sus tablas, después de hacer surf. Acaban de empezar a practicar este deporte y explicaban que hay muchos remolinos en el agua y subrayaban que sobre todo la playa se satura los fines de semana. Karlos Larrañegi, por su parte, salía del agua con su hija de la zona de baño. El vecino indicaba que "la única queja" que tiene es que algunos surfistas no respetan la zona de bañistas y se meten en la bandera amarilla: "Dicen que es donde más olas hay. Pero algunos son nuevos realizando ese deporte y son los que más miedo me dan, porque no lo dominan y se les puede escapar la tabla".