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Frontones 80 canchas a lo largo y ancho de la ciudad

El instituto navarro del deporte recoge en una web los frontones de pamplona, algunos con mucha historia

Frontones 80 canchas a lo largo y ancho de la ciudadJavier Bergasa

Entre el Labrit y el humilde frontón que alberga La Montañesa junto a las cocheras, Pamplona cuenta unos 80 frontones. El censo de instalaciones deportivas del Instituto Navarro del Deporte y la Actividad Física indica que en la capital navarra hay 79 frontones en 51 ubicaciones. Una lista más actualizada, sin embargo, tendría que descontar al menos un frontón, el de los Fosos de la Ciudadela, y sumar dos nuevas canchas, la del parque de Ilargi Enea y la de Lezkairu. Por tanto, se contabilizarían exactamente 80 frontones, una cifra a buen seguro aproximada a la realidad, ya que la lista del INDAF es exhaustiva. Teniendo en cuenta que municipios como Baztan o Larraun cuentan con 15 y 16 frontones respectivamente, la cifra resulta modesta, si bien algunas de estas canchas tienen auténtica historia.

Esta misma fuente del IDAF (la lista se puede consultar en su web) da un número de nada menos que 656 frontones en toda Navarra. En lo que se refiere a Pamplona, tiene en cuenta canchas tan conocidas como el Labrit o el Frontón López, y otras menos populares como el frontis de la calle río Ega o el de la trasera de la avenida Baiona. La lista también cuenta todas las canchas de colegios e ikastolas y de clubes deportivos. El recuento existe desde hace más de una década y se actualiza cada seis meses, según indican desde el Instituto Navarro del Deporte. De el catálogo de frontones de Pamplona se ha caído en los últimos tiempos, además del frontón de los Fosos de la Ciudadela, el emblemático Euskal Jai.

el euskal jai El de la calle San Agustín era uno de esos frontones con solera. Fundado en 1909, su época dorada llegó con la eclosión del remonte. De hecho, esta modalidad de pelota había surgido en Iruñea cinco años antes de la mano de Juan Moya, como recuerda Jesús María Azurmendi, expalista e historiador pelotazale. En el Euskal Jai debutaron grandes del remonte como Joshé Irigoyen o Jesús Ábrego. "Se puede decir que junto al Urumea de Donostia fue la cuna del remonte", explica Azurmendi. Al margen de lo deportivo, el Euskal Jai era un frontón atractivo también desde el punto de vista arquitectónico al ser un notable edificio modernista.

En diciembre de 1977 se celebró el último partido en el Euskal Jai de Pamplona, con el Euskal Jai Berri de Huarte ya construido. Entre 1994 y 2004 fue utilizado como gaztetxe, hasta que Yolanda Barcina decidió derruirlo no sin una importante oposición. Curiosamente, en 2009 el Ayuntamiento de Pamplona celebró el centenario de su construcción. Antes del Euskal Jai, según señala Arazuri, en el año 1900 ya existían en San Agustín cuatro paredes para jugar al Blé, además de un "trinquete hermoso, con graderío en la parte posterior y grandes ventanas en la alta pared del lado derecho" y que estaba situado donde hoy se encuentra la Escuela Navarra de Teatro. Según los datos de Jesús María Azurmendi, los precedentes de la pelota en Pamplona hablan también de un trinquete en la calle Tejería, otro construido por la Misericordia hacia 1777 o varias prohibiciones de jugar a la pelota en determinados lugares de la ciudad en el siglo XVIII. También hablan del frontón Perkain de la plaza del Vínculo o del Juego Nuevo de Sarasate, donde Moya inventó el remonte.

la mano y el labrit El auge de la mano no llegó a Pamplona hasta mediado el siglo XX. En 1952 se inauguró el frontón de Labrit, aunque, según señala Azurmendi, hasta 1962 los mejores manistas pasaron en contadas ocasiones por esta cancha. "Las Empresas Unidas no llevaban partidos de mano profesional a Pamplona porque tenían miedo de no llenar al no haber apenas manistas profesionales navarros ", explica. Sin embargo, en 1962 llegó el Campeonato del Mundo de Pelota a Iruñea y esta suerte cambió definitivamente. Según explica Azurmendi, en aquel torneo destacó especialmente el doneztebarra Joxe Ezkurra, a quien pronto empezarían a programar con asiduidad junto a otro navarro que también irrumpía en aquella época, Marcelino Vergara, de Etxalar. Entonces se comenzó a fraguar la hegemonía navarra en la mano, un dominio incontestable que ha dado al Labrit muchísimas tardes de pelota. El primer torneo de San Fermín se programó en 1975.

En la trasera del Labrit, el Jito Alai explica con su nombre su pasado (significa gitano alegre), ya que allí, junto al Baluarte de Labrit, jugaban a pelota los gitanos pamploneses. También en el Casco Viejo, en la Mañueta existió un frontón anterior al que hoy se ubica junto al Mercado. La cancha original fue inaugurada en 1911 y funcionó hasta 1954. Se llamaba frontón Moderno y fue uno de los principales de la ciudad hasta su derribo. Hoy, los pelotaris aficionados del Casco Viejo pueden utilizar el pequeño frontón que lo sustituyó pidiendo las llaves en el Ayuntamiento.

El pasado verano Pamplona se despidió de otra cancha emblemática, la de los Fosos de la Ciudadela. El motivo fue la restauración del revellín de Santa Ana. Este frontón era el último vestigio de las instalaciones deportivas General Mola y fue construido en 1948. La zona deportiva fue desapareciendo progresivamente entre 1960 y 1965, quedando finalmente el frontón. Durante años acogió un torneo de pelota y, curiosamente, fue uno de los escenarios del rodaje del documental de Julio Medem La pelota vasca, con el regionalista Alberto Catalán explicando la posición política de su partido en este desaparecido lugar.

Otra de las canchas con historia, es el Frontón López de Iturrama construido en 1935, el mismo año que el cubierto de la Rochapea. Y solo cinco años más tarde se fundaba Oberena, que décadas después daría origen al mayor club de pelota de Navarra. Los dos últimos frontones en inaugurarse han sido los de Ilargi Enea y Lezkairu, un barrio que aún apenas tiene vecinos pero sí frontón y campo de fútbol. Mención aparte merecería el frontón proyectado dentro del Reyno de Navarra Arena, que se presume tan desproporcionadamente grande como el resto de este proyecto enmarcado en el Plan Navarra 2012. El tiempo dirá si sirve para traer finales a Pamplona, ya que en el Labrit solo se ha disputado una del Cuatro y Medio. Demasiado poco para una ciudad en la que la historia de sus frontones evidencia cómo se vive la pelota.