Atres días de su inauguración, mientras los gremios culminan su trabajo, Enrike Sangüesa, Ana Asurmendi y Beatriz Astráin, promotores de Romanzado, cuidan con esmero todos los detalles para la puesta a punto de un negocio que arranca como bar-restaurante con vocación de ampliarlo a corto plazo a hotel-restaurante de tres estrellas con nueve habitaciones.
Unidos por una vieja amistad, los tres emprendedores se han embarcado en esta aventura firmemente convencidos de su acierto, tras año y medio de trabajo para dar forma a una idea común.
Hacía unos años que Enrike había comprado la conocida en la zona como casa Purroy, con intención de convertirla en vivienda, algo que no se materializó y dio pie a varias ideas, siempre con la mirada puesta en el entorno y sus posibilidades; a sabiendas de que entre Lumbier y Navascués existía un vacío de estas características. "Estaba esta casa, este lugar que nos gustaba a los tres, y la idea de emprender algo juntos nos rondaba desde hacía tiempo", recuerdan ahora como un cúmulo de felices circunstancias que han dado fruto.
La iniciativa particular encontró su apoyo en Cederna-Garalur, a través de su proyecto Leader. "Pensamos inicialmente en montar una casa rural, luego creímos importante diversificar la escasa oferta existente, así surgió Romanzado, recuerda Carlos García, el agente de desarrollo de la zona.
naturaleza y gastronomía A pesar de su proximidad a Pamplona, 30 kilómetros, Domeño, y todo el valle del que toma el nombre el nuevo restaurante es bastante desconocido. Se trata sin embargo, de la puerta al Pirineo, lugar tranquilo de paso obligatorio, y una zona rica en patrimonio, natural y cultural. "Es una oportunidad llena de fortalezas", asegura García: la foz de Arbayún, la hípica y el románico de Usun, o el megalitismo de Ugarra.
Conscientes de esta riqueza, han comenzado por poner en valor la propia casa que alberga el restaurante. Data de finales del siglo XIX, con dos pisos de 150 metros de planta, sede del futuro hotel, y baja de 200 metros, donde se ubica el bar y el restaurante. De ella han respetado su planta, fachada, forja y prácticamente, la cubierta. En su interior, lo han combinando con un espacio moderno, que va a cobijar su compromiso, en la medida de lo posible, de ofrecer una oferta gastronómica "basada en la cocina tradicional, en productos navarros, principalmente del valle: vino, pan, cordero".
A partir de este viernes, día de inauguración oficial e invitación a los vecinos, en su comedor de 50 plazas, se podrá degustar de lunes a viernes, un menú diario. La oferta de fin de semana consiste en un menú Romanzado, que potencie platos típicos como las migas, alubias, el relleno casero, y postres como la leche frita, la cuajada y las natillas.
Además de esta oferta culinaria, otros planes futuros bullen también para el espacio al aire libre: cerveza, bocadillo y proyecciones en las noches de verano. De momento, Romanzado, "nutrido de la amistad", se ha estrenado con los amigos que han dejado su huella en la fachada: la gran figura del salacenco, de la pintora Iruña Cormenzana, y el reloj de sol del escultor Mikel Campo, que marca el tiempo para cumplir este sueño y el mayor deseo de los tres: convertir Romanzado en un lugar de encuentro.