cLARISA, la vaca gasconne, del ganadero local Luis Etxeberria, fue el animal elegido para estrenar la báscula municipal de Burguete tras su reciente rehabilitación. El alguacil, Jesús Pedroarena, entregó el ticket que marcaba el peso al propietario: 632 kilos. En otro tiempo, ya estaría lista para el mercado.

Con este sencillo acto simbólico, el Ayuntamiento, con su alcalde, Josepe Irigarai a la cabeza, presentó ayer el peso municipal, un importante elemento en las ferias ganaderas desde el siglo XIX hasta la década de los noventa del siglo pasado, cuando se dejó de usar por el descenso del ganado y las nuevas formas de comercialización.

Lo hizo en el marco de la celebración de esta cita señalada en la localidad para mantener la tradición de unas ferias que datan de 1305 y recuperar su patrimonio, con un amplio programa de actos desarrollado durante todo el fin de semana y que ayer centró su atención en el ganado y la citada báscula. "Nos vimos motivados por este elemento que se estaba perdiendo en el centro del pueblo y decidimos ponerlo en valor, como un atractivo más que refiere a una parte importante de nuestra historia", explicaba el alcalde.

Y como otros septiembres lejanos, al mismo escenario de Kuatropea se asomaron ayer cincuenta cabezas de ganado, vacas pirenaicas, terneros y yeguas "de raza Burguete". "Venimos encantados a participar de este día para mantener la costumbre y mostrar el ganado a los que nos visitan", declaraban los ganaderos locales, de los que hoy solo quedan una decena con edades entre 35 y 55 años. "Cada vez resulta más difícil mantenernos. El Gobierno nos ve como meros productores de carne y no valora que representamos, junto al turismo, la principal actividad económica en esta zona, en la que la vida no es fácil. Hay que tenerlo en cuenta", ponían de manifiesto su pesar en medio de la fiesta.

Ellos y los vecinos disfrutaron ayer de la estupenda mañana más estival que otoñal, con la presentación de la báscula, su puesta en uso, y el reconocimiento a los que han participado en su rehabilitación.

300 folletos Para que conste, el Ayuntamiento ha editado 300 trípticos en color, en euskera y castellano, con información escrita y gráfica sobre la báscula y las ferias.

Así, recoge que el edificio que la alberga data de 1853, según está escrito en la piedra, y que en 1921 un acuerdo municipal decide la compra del peso. Más tarde, en 1989 fue reparada, y en 1990 se fija la tasa en 100 pesetas por cabeza. A partir de estos años, la actividad desaparece y queda inservible.

Llegó después el momento distendido de agradecimientos y anécdotas. Al colectivo de parados que participó en la primera fase de la rehabilitación el año pasado, y al alguacil, Jesús Pedroarena, que dirigió el trabajo.

Con 24 años de servicios prestados, desde 1989, relataba recuerdos de cuando la báscula funcionaba: "Yo llegué a pesar un buey de 980 kilos, de Francisco Javier Dufur". El empleado municipal se mostraba satisfecho por el resultado: "El alcalde es agradecido, y ha confiado en nosotros", reconocía, al mismo tiempo que recogía el documento de recuerdo, junto a su sobrino, Carlos Salón, la concejal, Miren Oiarbide, y el propio Josepe Irigarai.

Otro atractivo del programa fue el proyecto Lindus, que dio a conocer por cuarto año consecutivo el trabajo de ornitólogos en los collados pirenaicos durante la migración de las aves. Y un añadido cultural: la apertura el sábado de la variada exposición GazteArtea, en la Casa de Cultura, que estará hasta el 27 de octubre y engloba el trabajo de ocho artistas vascos.