Manuel Casado, el guardián del río
Desde hace 18 años se encarga de que se cumplan las condiciones en los cotos de pesca del Arga y el Ulzama. Además, es cazador y un campeón de tenis de mesa
huarte - Es el guardián del río. Un vigilante vestido de verde que se encarga de cuidar los cotos de pesca de los ríos Arga y Ulzama. Desde hace 18 años, Manuel Casado recorre la zona acotada de ambos, aproximadamente 16 kilómetros, para asegurarse de que se cumplen las condiciones de captura de truchas y cangrejos y de que las personas que están pescando cuentan con los permisos y licencias necesarias. Comenzó muy joven, con 18 años, gracias a la afición a la pesca inculcada por su tío y un vecino. Asegura que le gusta lo que hace -“Estás al aire libre y tienes más libertad que en una fábrica”, precisa- y, además de cazador y pescador, es el campeón absoluto de tenis de mesa de Navarra. Tiene seis perros, le gusta ir al monte “a por hongos y setas”, y se considera un amante de la naturaleza y el campo.
Manuel nació en Vitoria, pero a los 9 años se trasladó a Pamplona. Ha acabado como guarda del río porque, según dice, “coincidió”. “Por mi afición me hice socio del Club de Pescadores Deportivos Río Arga y me lo plantearon al entrar, así que me saqué el título de guarda de caza y pesca y desde entonces”, señala. No recuerda ninguna anécdota que le haya marcado o sorprendido especialmente durante todo todo este tiempo, pero sí que cree que la pesca en la zona ha cambiado, sobre todo los fines de semana. “Desde hace cinco o seis años, en la presa de Huarte o el puente de Irotz hay mucha aglomeración de bañistas y gente que va a pasar el día; antes eran lugares más tranquilos para los pescadores. Por lo demás todo es muy parecido”, comenta.
Su rutina comienza a las 8.00 horas, cuando acude a repartir los permisos para la pesca de trucha y cangrejo al bar Ospel (en la carretera de Huarte-Olloki) y al bar La Parada de Zuriain, donde se venden a nueve euros (trucha) y cinco euros (cangrejo), todos los días menos los martes. Según explica, “las ventas dependen mucho de cómo baje el río y del tiempo”. “Si hay mucha riada la gente no baja porque pican mucho menos”, añade. Aún así, cree que anualmente se venden el 60 o 65% de los permisos que se emiten (30 para cangrejo en Arga y Ulzama y 25 entre semana y 40 los fines de semana para trucha en el Arga). Los “furtivos” (personas sin licencia de pesca o sin el permiso correspondiente) aumentan en verano, pero afirma que no suelen crear problemas cuando son descubiertos.
Los jueves, además, se encarga de repoblar el río con truchas de la piscifactoría de Mugaire. “Al principio metíamos unas 1.100-1.200 a la semana y ahora 500, porque durante el verano también la cantidad de gente que acude a pescar va bajando”, relata. En cuanto a la normativa, desde el año pasado no existen cupos para la captura de cangrejo y no hay límite de peso, longitud o cantidad, pero sí para la de truchas. “Tiene que tener un mínimo de 20 centímetros y como mucho se pueden pescar cinco. No se puede pescar la última y tirarla para seguir pescando”, indica.
Sobre el perfil de las personas que acuden a estos cotos de ambos ríos, considera que hay “de todo”. “Desde jubilados a familias con niños, y tanto gente que sabe como el que está empezando. Una parte buena es que sigue viniendo la misma gente que años atrás y vas conociendo a todo el mundo”, apunta. “No ha cambiado mucho, ni tampoco la afición, todo depende del caudal y del tiempo”, insiste.
Con un trabajo centrado en la naturaleza, es de suponer que sus aficiones estén encaminadas en el campo o el monte, y puede sorprender que Manuel sea el campeón absoluto de tenis de mesa de Navarra, pero, como recuerda, lleva varios años practicando este deporte en Oberena, y también juega al pádel. “Juego al tenis de mesa, al pádel, pesco, cazo, cojo hongos... en general me gusta todo lo que tenga que ver con el monte y el río”, destaca. Su trabajo es la mejor muestra de una afición que se ha convertido en su modo de vida.