Un orgullo. Eso es lo que representa el palacio de la condesa de la Vega de Dicastillo para esta localidad. Un edificio majestuoso de estilo neogótico en el que no se escatimaron recursos, diseñado por los mejores arquitectos y vestido por dentro por los maestros del momento. En definitiva, un edificio cuidado al detalle, pero del que, sin embargo, más allá de su belleza exterior poco más se sabía hasta ahora.
¿Quién era la condesa de la Vega del Pozo? ¿Cómo llegó a Dicastillo? ¿Qué supuso este edificio para la localidad? ¿Cómo era la relación de la condesa con el Ayuntamiento?, ¿Quién era Merlín, el famoso perro “con capacidades especiales” al que se le hizo un mausoleo? ¿Por qué la Diputación Foral no aceptó la donación del edificio? ¿Cómo falleció la condesa hace ahora 100 años? ¿Quién heredó el palacio y qué fue de él? A todas estas preguntas y muchas más responde Blanca Sagasti en su libro De la casa familiar de los López de Dicastillo al Palacio de la Condesa de la Vega del Pozo, obra que se presenta hoy y en la que Sagasti lleva a los lectores a traspasar las puertas del palacio para bucear en su historia y en la de la condesa justo en el centenario de su muerte.
La aristócrata María Diega Desmaissières y Sevillano (1852-1916) heredó de su abuela paterna una casa familiar, posiblemente palaciega, en Dicastillo junto con los títulos de condesa de la Vega del Pozo y vizcondesa de Jorbalán, ambos términos agrarios de este municipio. Esa herencia llegada de los ascendientes López de Dicastillo se sumó al importante patrimonio que tenía y que el escritor Pablo Herce estima en 160 millones de duros de principios de siglo.
Todo ello fue el inicio del contacto de esta Grande de España con la localidad navarra, donde decidió demoler esa vivienda y, como explica la autora, Blanca Sagasti, construir una edificación acorde a los inmuebles que ella estaba promoviendo en otros puntos con una finalidad benéfica.
Las obras comenzaron en 1889, duraron 20 años y tuvieron una importante repercusión económica en la zona. “Dicastillo en aquellos años estaba pasando una fuerte crisis económica, agraria y ganadera, y la condesa era consciente de ello. Debido a la educación que recibió, se preocupaba mucho por la clase jornalera, por los pobres y tenía muchas obra benéficas. Quiso contribuir a levantar la economía dando trabajo. Durante la obra hubo hasta 400 empleados. Vino gente de Álava, ebanistas italianos y las mejores manufacturas de Europa”, explica la autora.
no vivió allí Sin embargo, la condesa nunca llegó a vivir en Dicastillo. Como explica la autora, tenía propiedades en Guadalajara y Burdeos, y Dicastillo era un lugar de paso. Sí que mantuvo el servicio y jornaleros trabajando sus numerosas tierras en la localidad. Era una empresaria con una honda preocupación social. “Era una mujer rompedora en su momento, para su época. Con la fortuna que tenía se podía haber dedicado a sus labores en su casa, pero fue emprendedora”.
Un capítulo aparte merece el ofrecimiento de cesión del palacio que realizó la condesa a la Diputación Foral de Navarra. Sin embargo, y a pesar de que los diputados quedaron maravillados en una visita al palacio, declinaron el ofrecimiento por las exigencias de la condesa. Pedía que se instalara allí un Museo Provincial y Archivo Histórico, que debía contener todos los documentos de interés histórico de Navarra. Además, en el parque habría una escuela para experimentación agrícola.
El libro recoge muchos datos y anécdotas. Por ejemplo, el jardín del palacio, de seis hectáreas, llegó a tener 2.000 especies de plantas diferentes, algunas de las cuales todavía se conservan y han sido catalogadas por un botánico local. Todo aparece en el libro, como también la curiosa historia de su perro Merlín, muy conocida todavía entre los vecinos. Tal fue el apego que tuvo la condesa con él que a su muerte le levantó un mausoleo con una escultura cuya autoría se podría atribuir, según los últimos datos, a Mariano Benlliure, autor del mausoleo de Julián Gayarre en Roncal.
sin testamento La condesa, cuyos padres y hermana fallecieron pronto, murió soltera en Burdeos en 1916. Sagasti dedica en su libro un capítulo a la “incertidumbre de su muerte”, ya que falleció por causas que se desconocen en un hotel de Burdeos. Eso sí, no tenía testamento. “El reparto de su fortuna fue algo caótico. Parte se quedó el Estado francés, también hubo herederos indirectos y otra parte se la quisieron repartir sus allegados. Durante años se borró su memoria y no fue hasta 1990 cuando se comenzó a investigar sobre ella”. Los trabajos que había hasta ahora abarcaban aspectos de la condesa pero centrados en su vida y patrimonio en otros lugares. Por esa razón, Sagasti detalla todo sobre ella en la ramificación navarra.
Tras su muerte, sus herederos vendieron al tiempo el palacio a los orionistas, convirtiéndose en seminario, y posteriormente ha sido hotel y restaurante. Ahora está cerrado.
La edición de este libro persigue remover precisamente esta historia y promocionar el palacio. “Dando a conocer la historia nos gustaría que aparecieran más datos, que llamase la atención y se ponga en valor esta joya que tenemos en Dicastillo. También, que vaya gente a verlo”, señala.
La autora. Blanca Sagasti Lacalle nació en Dicastillo en 1968. Durante su infancia pasó muchas horas jugando, como todos los niños de esa localidad, en los jardines del palacio. Es doctora en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y directora de Sagarte. Su contacto es blancasagasti@sagarte.es.
Fuentes. La autora ha recurrido a archivos parroquiales y municipales. Además, ha buceado en el archivo fotográfico y documental de la familia Landa, ya que Laureano Landa fue amigo de la condesa.
Presentación. Esta tarde, a las 19.00 horas, en el centro cívico. Actuará la Coral Joven de Olite. El libro se podrá adquirir allí y en la librería Irrintzi de Estella por 14 euros. Está dedicado a la memoria de Alberto Lacalle.