estella-lizarra. El grupo de voluntarios de mayores Nagusilan de Estella-Lizarra organizó este pasado lunes, en los exteriores de la residencia San Jerónimo, un multitudinario homenaje al popular músico de Olejua, Feliciano Fernández Díaz. Alrededor de 300 personas participaron de una forma y otra en el homenaje a una persona que, a sus 93 años y a pesar de la ceguera, sigue manteniendo el buen humor con el que recorrió años atrás decenas de localidades animando con su acordeón y sus letras en tono de broma.

En el tributo participaron el Taller de Danza Popular de Tierra Estella, la rondalla los Estellicas, los grupos de canto de las tres residencias (San Jerónimo, Luz y Santo Domingo), el propio grupo de Nagusilan y, como cierre, el popular acordeonista navarro Enrike Zelaia. Se da la paradoja de que Fernández, -que trabajó también como pastelero o como conserje del Colegio Público Remontival-, acompañó durante años a Zelaia en sus giras como responsable de sonido. “Nunca me dijo que tocaba el acordeón. Me enteré a los cinco años de trabajar juntos porque le daba vergüenza decírmelo, pero después siempre ponía excusas para no tocarlo. Era muy humilde”, recordaba el de Alsasua, quien aseguró que cuando le llamaron, no podía decir no al homenaje.

Durante cerca de dos horas se cantaron y bailaron canciones, y también se recitaron coplas y poesías que el propio Feliciano compuso y recopiló años atrás. Además, desde Nagusilan se ha editado un libro con canciones y poesías de Fernández, que se vende para sufragar los gastos de la propia edición.

El promotor del homenaje, miembro de Nagusilan, fue Tito Sánchez, quien pidió que, como hacen ellos, la gente acuda a las residencias a hacer compañía a los mayores. “El mejor homenaje que le podemos hacer a Feliciano es acordarnos de que está aquí, en San Jerónimo, ir a visitarlo y hacerle compañía, que es lo que más necesita”.

El propio homenajeado, -que no paró de cantar y recitar durante todo la tarde, mientras acompañaba con el bastón el ritmo de la música-, recordaba aquellos años en los que animaba cada pueblo con su acordeón. “Siempre me ha gustado la música y cada días más. Y donde he ido me lo he pasado bien y la gente también”, comentaba sonriente y agradecido por el homenaje. Por supuesto, no faltaron sus famosas coplas que hicieron reír a un público con ganas de disfrutar del evento.