Lo citado es la petición que están haciendo numerosos pueblos de Tierra Estella / Lizarraldea, como Murieta, Abaigar, Ancin/Antzin, Mirafuentes y otros muchos al Parlamento y Gobierno de Nabarra mediante mociones para ser incluidos en la denominada zona mixta del euskera.

Las razones son cada vez más evidentes, y de ello son conscientes desde los jóvenes a los más mayores, y es que el euskera ha sido, y entiendo que es la joya de nuestro patrimonio cultural, permaneciendo aún en los nombres de nuestros términos, montes y ríos, además de números vocablos, como muga, abarra, txara, orzalan (auzolan), mandarra, ondarra, koske, ondalan, kaparra, koske, koskola?

El Padre Murieta (1897-1966) fue uno de los pioneros en recuperar el euskera, aunque en la actualidad son muchos los jóvenes que lo utilizan y aprenden y los que no, intentan que al menos lo aprendan sus hijos.

Mirando hacia atrás vemos que en Lizarra/Estella en 1607 un tercio de la población sólo sabía expresarse en euskara. En los pueblos que la Merindad el porcentaje era mayor. En 1778 “la tierra vascongada ocupa, de tres partes del Obispado, las dos y más”. Fue la lengua mayoritaria del viejo Reino de Nafarroa, cuyo rey Sancho VI el Sabio se refería a ella en 1167 como lingua navarrorum, es decir la lengua de los navarros. Urzainki aporta un dato de 1177 sobre la muga con Castilla, donde era “la lengua de la delegación del reino de Nafarroa”. El euskara era el vehículo de comunicación oral único de la población, incluso entre los altos cargos del Reino, hasta principios del siglo XV. Tenemos la promesa de matrimonio en Zufia en el año 1552 hecha en euskera “Nic Diego de Zufia ematen drauzut neure fedea?!” (Yo Diego de Zufia te doy mi palabra?). Ambos contrayentes utilizan la lengua que saben y les es propia. San Francisco de Xabier indicaba en 1544 desde Oriente, “la mía la bizcaína (euskara)”, y es que para este emblemático santo fue su lengua materna y en la que pronunció sus últimas palabras.

Ahora que estamos en el período de matriculación de nuestros pequeños, es una buena oportunidad poder hacerlo donde la enseñanza del euskera tenga mayor presencia. Es una apuesta de futuro. El modelo D garantiza una enseñanza bilingüe, que permite que terminados los estudios los alumnos adquieran un nivel adecuado de euskera, que les sirva para defenderse con soltura tanto en los estudios superiores como en el mundo laboral. Están sobradamente probados los buenos resultados de este modelo, por la profesionalidad y experiencia del profesorado que lo lleva impartiendo durante muchos años.

Aprender bien una segunda lengua facilita enormemente la adquisición de otras. Está demostrado científicamente, y cualquiera que lo haya hecho lo ha podido comprobar. En el aspecto laboral ves que un bilingüe está capacitado para relacionarse con ambas lenguas, lo cual le va a ser útil y necesario cualquiera que sea su destino. Hoy en día es sorprendente el incremento de porcentaje de jóvenes que lo demanda y utiliza en el trabajo, y no sólo en las zonas euskaldunes.

En mi experiencia personal, hace unos 38 años valoraron positivamente mis conocimientos de euskera para acceder a un trabajo, en un pueblo euskaldun. Posteriormente durante más de una decena de años el euskera me ha sido totalmente imprescindible para desarrollar mi labor, y el resto del tiempo unas necesario y otras enriquecedor, además de satisfacción personal.

En casa cuando matriculamos a nuestros hijos buscábamos una enseñanza de calidad, donde se atendiesen a valores como el respeto y se impartiese el conocimiento del euskera y nuestra cultura. Después pasaron a la universidad y al acceder al trabajo también necesitaron saber euskera y posteriormente utilizarlo.

Mi aprendizaje, por motivación personal, del euskera fue complejo. Nací en una zona donde no se hablaba, en tiempos en que los medios para aprenderlo eran escasos, por lo que recurrí al auto-aprendizaje. Hace 80 años a mi padre, en Oco/Oko, el maestro, era un buen maestro, les decía “Os enseñaría vasco, pero sólo os va a servir por aquí”. Desde entonces la valoración social sobre el euskera y el deseo de recuperarlo ha cambiado abismalmente. Hoy se escucha utilizarlo a jóvenes del citado pueblo y entorno, y no digamos en Leitzaldea o Sakana donde todos lo hablan.

Como decía un señor del citado pueblo: “Poliki-poliki!, aurrera!”.