Pese a ser uno de los instrumentos más tradicionales de la Península Ibérica y más unidos a las fiestas navideñas que acaban de terminar, pocas personas conocen que su origen se remonta al siglo XVIII. Los estudiosos señalan su nacimiento en las fiestas de vecinos que se realizaban en los barrios flamencos de Jerez donde se compartían viandas, vinos y cantes cuyas letras y ritmos formaban parte de la cultura popular. Se enriqueció posteriormente estilística y musicalmente en el siglo siguiente, coincidiendo con la incorporación del villancico andaluz al repertorio de artistas flamencos.
Lejos de aquellas tierras del Sur, dos cirboneros (Santos zapatero y Santos López) mantienen la elaboración artesanal de las zambombas para el disfrute de las Navidades más tradicionales y de aquellas familias o cuadrillas que se siguen juntando en torno a una buena comida y a unos villancicos.
“por afición” Dice la definición de zambomba: “Instrumento musical de percusión formado por un recipiente más o menos cilíndrico, generalmente de barro u hojalata, cerrado por la parte superior con un parche de cuero tenso en el que está fijado un palo que atraviesa verticalmente su centro; se toca frotando el palo arriba y abajo con la mano humedecida, y tiene un sonido ronco, seco, fuerte y monótono”.
Bajo este criterio, dos artesanos cirboneros, Santos Zapatero Caticón, y Santos López El Gato, año tras año siguen manteniendo la tradición de hacer el instrumento más típico de las fiestas navideñas, como es la popular zambomba.
Durante varios fines de semana al año, y algunas tardes sueltas, ambos se dedican a fabricar este instrumento. Como ellos mismos señalan, “siempre hay vecinos y amigos que por estas fechas nos encargan zambombas de distintos tamaños”. Lejos de ser meramente una ocupación laboral, lo hacen “por pura afición” y por tratar de “mantener la tradición”.
Los dos Santos las fabrican de todos los tamaños que se puedan imaginar, desde muy pequeñas para que las toquen los niños (con tarros de barro de cuajadas), a otras que se colocan de adorno si bien tienen la particularidad de que sean muy grandes o muy pequeñas “la condición es que todas suenan”.
Santos Zapatero, que ha sido modelista de profesión trabajando en todas las materias, músico y cantante, destaca que para fabricar una buena zambomba “es necesaria una piel de cordero, secada y sin pelo, aunque las pieles mejores son las de cabrito o cabra porque es más dócil y resistente”.
También tiene gran importancia saber elegir el carrizo que se inserta en el pellejo y sobre el que se desliza la mano con una pequeña esponja húmeda o también un trozo de hoja de berza. Esta caña fina se corta en enero “para que luego sea resistente y brillante”. Igualmente señalaron que, aunque ya no hay tantos como antes, “algunos vecinos mantienen la costumbre de hacer sus propias zambombas”.
Ambos han empleado en su fabricación cualquier tipo de recipiente, sea de madera, de barro cocido, o metálico de forma cilíndrica. Caticón se dedica también en sus ratos de ocio a fabricar otros instrumentos musicales como tambores que le piden para la Tamborrada de San Sebastián, al tiempo que repara guitarras, un instrumento que toca con soltura.