Pierden población 18 de los 27 pueblos de la Merindad de Olite
Garínoain es uno de los que experimenta un descenso más acusado, con una caída del 4,8%
garínoain - De entre las localidades de la Merindad de Olite, Garínoain es una en las que más ha caído el número de habitantes durante el último año, pasando de 479 en 2016 a 456 en 2017, lo que supone un descenso del 4,8%. Porcentualmente, solo le supera Orísoain, que ha visto mermada su población un 5,56% (suma 85 residentes, frente a los 90 que tenía en 2016). En total, en 18 de las 27 localidades de la Merindad ha bajado el número de habitantes, si bien la suma total de todos ellos es un 0,02% superior a la del periodo anterior, habiéndose incrementado levemente la población en 11 habitantes, de 45.922 a 45.933. Bajan, además, Leoz (4,53%), Ujué (3,93%), Berbinzana (3,82%), Santacara (3,02%), Murillo el Fruto (1,79%), Murillo el Cuende (1,64%), Barásoain (1,52%), Beire (1%), Olóriz (1%), Falces (0,94%), Mendigorría (0,85%), Artajona (0,72%), Pitillas (0,41%), Tafalla (0,21%) y Peralta (0,15%). Destaca la pérdida de residentes en la Valdorba, un 2,05%.
Volviendo a Garínoain, cabe subrayar que a este pueblo le ha beneficiado y perjudicado, a partes iguales, su cercanía a la capital navarra. Situado a 26 kilómetros de Pamplona, su población “ha experimentado a lo largo del último siglo ligeras variaciones y en los últimos diez años se ha vivido un importante crecimiento de edificación residencial y consiguientemente de población”, reconoce el Consistorio en su web. Los datos del Instituto de Estadística de Navarra así lo avalan. Y es que en la década de los 80, el número de habitantes osciló entre los 311 (1981) y los 288 (1989). Ya en los 90, hubo un ligero repunte que se hizo más patente a partir del año 2000, fecha en la que contaba ya con 356 habitantes. Tras alcanzar techo en el año 2012 con 531 residentes, las cifras empezaron a caer.
El alcalde, Iñigo Arregui, no sabe a qué achacar la pérdida de población. A falta de analizar los datos en profundidad, indica que el crecimiento coincidió con el boom inmobiliario, lo que provocó que personas que vivían en la capital se trasladasen a este pueblo al ser la vivienda más asequible y de otro tipo de características tal vez más atractivas para el residente, tipo unifamiliares, etc. La media de edad de los vecinos ronda los 40 años, por lo que se trata de un municipio “joven”. Últimamente, sin embargo, se está dando una tendencia consistente en que “los padres y madres llevan a sus hijos a estudiar a la localidad en la que trabajan”, de ahí que el Consistorio anuncie que estudiará si se están atendiendo correctamente las necesidades de los vecinos para solventar las deficiencias halladas, si las hubiera. También valorará la eventual construcción de viviendas libres o de protección oficial, en base a la demanda existente. - A. Izko