pamplona - Es el segundo año que hacen temblar, en el mejor sentido de la palabra, los adoquines de su calle, y lo han hecho con gran éxito. El pasado viernes, el grupo de dantzas de Calderería-San Agustín se presentó de nuevo ante los vecinos del Casco Viejo, con motivo de la fiesta de ambas rúas, y esta vez consiguió que muchas vecinas y vecinos se sumaran a sus coreografías e hicieran barrio, al ritmo de la jota o del zortziko, que de eso se trata.

La idea de un grupo de dan-tzas en Calderería-San Agustín nació entre vecinos y comerciantes del barrio de una necesidad: “Llevamos preparando las fiestas de la calle desde 2007 y siempre, para el acto del chupinazo y los homenajes, teníamos que contratar a un txistulari y a un dantzari, para el aurresku”. Les costaba dinero y, además, “no siempre podíamos encontrar a alguien, porque estaba de vacaciones o le venía mal”, explica Nerea Sáez, vecina de Calderería y trabajadora del bar Terminal.

Por eso decidieron montarse un grupo de dantzaris ellas mismas. “¡No puede ser que nadie sepa bailar!, nos preguntábamos. Entonces nos animamos a aprender”. Contaron para ello con la ayuda de Ibai Rípodas, compañero de Nerea en el Terminal: “Fue dantzari de crío, y ahora todavía baila en fiestas de Donibane, y nos ayudó encantado. Nos enseñó el aurresku y luego, entre una y otra, y por lo que sabíamos de crías, lo que habíamos aprendido en las fiestas de los pueblos o en Auzotegi, hemos ido sacando otras dantzas”.

El año pasado fue su debut y siete mujeres se animaron a bailar: Nerea, Mertxe, Naiara, Noemí, Libe, Salma y Hanna fueron las primeras, y este año se han sumado Fátima, Ainhoa (Libe no está) y el primer chico, Pedro, aunque esperan que sean muchos más: “Este año se lo han jugado a la sokatira”. Compitieron los vecinos de Calderería contra los de San Agustín y ganaron los primeros: “Así que esperamos que vengan muchos dantzaris al grupo. Tres ya dijeron que sí”, explica Nerea. Detrás del grupo hay vecinas, como ella, de la calle (a su vez hostelera del Terminal), pero también las hay compañeras y amigas de otros bares, como Noemí, Naiara y Pedro, del Infernu; Fátima es de Tejería, Ainhoa de Calderería; y de la misma calle son las más txikis, Hanna y Salma.

Empezaron en 2018 en el día de Calderería-San Agustín con dos dantzas, el Aurresku y el Txapeloak, y en la fiesta de este año han bailado también el Zortziko de Lantz y Txulalai: “Hemos tenido mucha suerte, porque nos ha ayudado Edurne, de Ortzadar”. Así, con este ritmo, Nerea cuenta que han conseguido que con las dantzas en la fiesta de las calles muchos vecinos mayores de ambas rúas se hayan animado a bajar. “Notábamos que las relaciones se estaban perdiendo entre los vecinos, pero ahora, con las dantzas y con el chocolate que damos a los mayores, hay más de uno y una que baja y eso nos gusta”. Por eso llevan 13 años preparando la fiesta de sus calles, junto a Nerea, Pantxo, Pedro, Sergio, Mikel, Inma, Fernando Larreta, Aitziber y Asier, entre otros. El Casco Viejo está más joven que nunca.