pamplona/iruña - Son ocho. Son mujeres, artistas y de lo más Variopintas. Porque así es como ellas mismas se definen, ya que a pesar de contar con diferente formación y ocupaciones diversas, tienen en común un buen puñado de creatividad que han conseguido repartir en pequeñas dosis. Concretamente en 8 cuadernos en los que, cada una con su técnica, sus vivencias y diferentes temáticas, han comprimido su arte. La han plasmado en un proyecto común que se expondrá desde el 6 y hasta el 29 de marzo en el Centro Cultural de Noáin bajo el título Cuadernos viajeros... Y su historia promete.

Las pamplonesas Rebecca Gil, Idoia Iribertegui, Itziar Goñi, Berta Suescun, Gabriela Barrio, Mila García, Concha Pasamar y la tafallesa Leire Olkotz han dado vida a una obra tridimensional con el soporte como única restricción: un cuaderno concertina de 16x24 que se contempla como una obra en conjunto capaz de condensar acuarela, lápices de colores, collage, papercut, pop up o tela e hilos en un totum revolutum de materiales e ideas. Cada cuaderno es un tema, y cada página un trabajo unitario que cuenta una historia en conjunto.

Han hilado un mapa de sueños. Retratos de mujer, la era del jazz, pájaros, agua, agujeros, bichos raros y el universo Lorca, por citar algunas de las temáticas, que durante el proceso han sido una sorpresa incluso para ellas mismas. "Empezó siendo un juego, se convirtió en un proyecto y ha dado como resultado una exposición, pero no lo teníamos en mente. Nos gustaría seguir haciendo cosas: se ha creado un vínculo muy bonito", cuenta el grupo, conformado ya no sólo por ilustradoras y artistas sino también por amigas.

El proyecto surgió casi por casualidad. "Nunca habíamos trabajado juntas aunque cada una conocíamos el trabajo de las demás, y a raíz de una exposición decidimos juntarnos, buscamos una excusa para vernos -relatan-. Decidimos hacer algo para que todas tuviéramos una pequeña obra de las demás, y así surgieron los cuadernos, que fueron creciendo. Porque luego les pusimos temas, algunas condiciones, y nos los fuimos intercambiando. Ninguna sabíamos lo que nos iba a tocar, ni en qué lugar íbamos a pintar, y el trabajo que ya se había hecho también condicionaba el posterior... Ha sido un regalo para todas", señalan, agradecidas.

Han aprendido entre ellas, han creado sinergias, han hablado de arte, han hecho autocrítica y han crecido, dicen, en un viaje que esperan repetir. Y es que este está teniendo tanto éxito, confiesan, que no va a ser el único trabajo en común que lleven a cabo. De momento se irán de casa rural para decidir sus planes: "Hemos creado una red y hemos crecido. El cuaderno ha sido una suerte de cadáver exquisito al que hemos ido dando forma, y estamos contentísimas con el resultado".

Algo desde luego poco habitual, porque aunque se hayan hecho cuadernos acordeón, pocos serán de manera conjunta y menos, todavía, con trazos en femenino. "Para nosotras ha sido todo un experimento, cada paleta es bidimensional pero el libro en su conjunto se convierte en algo en tres dimensiones... Además, es como ver un diario de lo que ha sido todo el año pasado. Somos la generación del 19", bromean. Y les encanta, sobre todo, porque "ha sido un reto".