- “Hoy cuenta Navarra con dos carreteras que marchan directamente a Francia y que atraviesan la divisoria de aguas en Velate y Roncesvalles. Estas dos vías son modernas, pues datan del siglo pasado. Pero el camino preferido ha sido siempre el de Roncesvalles”, explica en sus excelentes Estudios de Geografía Humana. Una interpretación de las comunicaciones en Navarra. Y todavía en 1834 relata cómo “con motivo del paso de la reina Isabel Farnesio a San Juan de Pie del Puerto, se abrió un nuevo camino desde Roncesvalles por Altobiscar, haciendo trabajar a todos los vecinos de Burguete (unos 40 hombres), que tuvieron que abandonar todas sus ocupaciones”.

Madrid, una vez más, deja a Navarra arrinconada y la vía por Roncesvalles acaba sin uso para carruajes y el camino real hacía Francia se desvía (“por intereses políticos”, sospecha y con razón Urabayen) por Burgos, Álava y Gipuzkoa, o sea con frontera por Irún. “Debió de pensar la monarquía española que era comprometido para ella confiar a Navarra el dominio de un paso tan importante como el de la línea que pone en comunicación a España con Francia”, afirmaba.

Lo mismo ocurrió con el ferrocarril proyectado por Aldudes, léase El ferrocarril europeo de Navarra del baztandarra Pedro Esarte Muniain (Pamplona, 1982), la insensatez del distinto ancho de vía (Vía ancha, mente estrecha. Crónica de 150 años de aislamiento ferroviario, 1848-1998, de Pere Macías i Arau. Madrid, 2013), y con el proyecto de Pamplona-Pirineos Atlánticos por Roncesvalles y Valcarlos de 2005, al que le faltó tiempo para tener coordinadora anti y para que Francia aprovechara rápidamente como excusa en 2007 para abandonar el proyecto.