Fue en Asturias, y tras ver que no iba a poder dedicarse de forma profesional a tocar la tuba, cuando Daniel Laparra, un joven de Lodosa, emprendió su viaje por el mundo de la lutheria, un oficio que le enganchó desde el primer momento y cuyos entresijos va poco a poco controlando."Mi profesor de tuba, David Muñoz, vio que no estudiaba lo suficiente, que no tenía tiempo porque entre semana trabajaba así que me planteó la posibilidad de adentrarme en este sector porque tenía salida. Yo había estudiado un FP de mecanizado, por lo que ni el trabajo manual ni las herramientas me eran desconocidas; pulir, utilizar el torno o soldar. De hecho, él fue el que me recomendó a un luthier de allí que, después de mucho insistir, me acogió y me ayudó a dar los primeros pasos", explicaba Laparra.

Y es que, aunque alguna vez había curioseado al respecto, lo cierto es que apenas hay cursos o formación para instrumentos de viento, que es lo que le interesa (sí que hay para cuerda y piano). "Tenía mucho interés y me fui comprando herramientas, miraba cosas y me informaba mucho. El primer año, en 2017, fue de mucho aprendizaje", comentaba.

Aunque al principio compaginó los primeros pasos como luthier con su trabajo en una empresa, algo que le venía muy bien para poder financiarse los materiales, lo cierto es que desde principios de 2018, y ubicado en un taller en casa de su abuela, se dedica de forma profesional y en exclusiva al mantenimiento, limpieza de mecanismos, ajustes y engrase, así como modificaciones estéticas, de instrumentos de viento madera y viento metal.

Lo primero que compró, insistía, fueron las herramientas para quitar las abolladuras de los instrumentos y una máquina de limpieza ultrasonido, así como un torno y fresadora. Después ya, "es un empezar y no parar porque hay muchísimas herramientas y utensilios". Eso sí, el material lo tiene que pedir a Alemania y, sobre todo, a Estados Unidos.

la trayectoria

Daniel, que forma parte de la Asociación de Técnicos Reparadores de Instrumentos Musicales Vincent Liaudet, cuyo objetivo es juntarse una vez al año y prestarse ayuda, ha tenido que viajar en múltiples ocasiones fuera de casa para seguir formándose. De hecho, empezó en noviembre de 2018 con un seminario de lutheria en Alicante con Wolfgang Puszkar y con el propio Liaudet, luthiers de mucho renombre.

Por otro lado, en febrero de 2019 se desplazó hasta Suiza para aprender, sobre todo, acerca de saxofones en el taller de Vincent, y a finales de ese mismo fue a Brasil para descubrir el mundo de las flautas, un instrumento que, reconoce, "es muy difícil de manipular debido a su mecanismo". Allí estuvo 20 intensos días.

Además, en la cuarentena asistió de forma telemática a un congreso iberoamericano con técnicos de 8 países, algo que repetirá este mismo mes de agosto.

Y por último, apuntaba Laparra, con Vura Music Proyect, un proyecto de desarrollo social que utiliza la música como herramienta para potenciar valores como la cooperación y la integración entre géneros, viajó en febrero de este mismo año hasta Moyo, en Uganda, para enseñarles a los profesores de música de allí cómo hacer un pequeño mantenimiento de los instrumentos de viento madera y viento metal.

De cara a los próximos meses, si la pandemia lo permite, espera irse o bien a Brasil, para adentrarse en el mundo del clarinete y profundizar aún más en las flautas (construir zapatillas o hacer baños de plata), o bien a Costa rica para centrarse en el viento metal.

en proceso

En la actualidad trabajo no le falta a Daniel y es que, está inmerso en la reparación de los dos timbales del Ayuntamiento de Pamplona y se va a encargar de hacer dos nuevos clarines.

De momento le queda por tocar fagots y oboes y, además, no le despierta interés la cuerda: "Aquí hay poca tradición, hay más viento. Los instrumentos de viento madera son más elaborados y mucho más delicados, sobre todo por el tema de las zapatillas. Es muy bonito, pero hay que ser mucho más preciso porque su mecanismo es más complejo".

"Lo más satisfactorio es ver la evolución y el cambio que dan los instrumentos, y saber que la gente reconoce lo que haces", finalizaba este lodosano que cada vez recibe la visita de más músicos de los municipios navarros, de La Rioja y el País Vasco.

Para contactar con él se puede hacer a través del teléfono 687 36 63 06, del correo laparraluthier@gmail.com o por medio de las redes sociales Facebook e Instagram.

"Los instrumentos de viento madera son mucho más delicados por su mecanismo, hay que ser más preciso"

Luthier lodosano de viento madera y metal