El vecino de Huarte/Uharte Mikel Del Molino Cruchaga, de 45 años, será el nuevo jefe de la Policía municipal de Ansoáin, un puesto al que se incorporará este viernes y que afronta "con muchas ganas y motivación". Del Molino, que sustituye a Gorka Jiménez en el puesto, es agente de Policía Foral desde 2002, cuando fue adscrito a la sección de tráfico en la Comisaría de Tudela. En 2005 cambió de destino a la Comisaría de Pamplona en la Brigada de Protección Ciudadana y en 2006 fue nombrado cabo, continuando adscrito a la División de Prevención y Atención Ciudadana en Pamplona. Ha realizado servicios en las zonas de influencia de las comisarías de Sangüesa, Tafalla, Estella, Elizondo y Alsasua.

Es un cambio "muy importante" en su carrera, reconoce, y afronta el cargo "con mucha ilusión" pero también "con humildad, porque vengo de otro cuerpo policial que trabaja de una manera diferente, y tengo muchísimo que aprender", valora. Su principal reto es garantizar la seguridad y que los y las ciudadanas de Ansoáin "estén contentos y orgullosos del trabajo que realizan sus agentes de policía" y explica que incidirá en el trabajo en torno a la violencia de género, "para tratar de que no surjan y, si surgen episodios de malos tratos, atenderlos lo antes y lo mejor posible. También reforzar la atención a las víctimas es importante, además de solventar los trapicheos de droga a pequeña escala, hurtos y robos en comercios y en empresas€ Pero todavía es pronto: hay que analizar y estudiar las problemáticas que existen en el municipio y ver qué niveles alcanzan, aunque sean puntos para trabajar", explica.

Del Molino colabora, además, como profesor en la Escuela de Seguridad de Navarra impartiendo temarios sobre intervenciones en inmuebles y también sobre primeras intervenciones en una escena delictiva. Le toca cambiar de puesto en una época difícil, en plena pandemia, y asegura que los agentes también han tenido que "reinventarse". La situación nos ha pillado a todos por sorpresa pero nos tenemos que adaptar, ahora una de las labores que más realizamos es la de intentar que la gente cumpla con las normas sanitarias. Ha supuesto una carga de trabajo muy grande, además de la carga psicológica que supone también para los agentes que trabajamos en esto, porque igual tenemos que tomar muchas medidas de precaución, pensar en nuestras familias y en no contagiar a nadie. Hay gente que no nos lo pone fácil y lo complica, pero el covid nos afecta a todos y es cierto que ha supuesto un cambio muy importante en la manera de trabajar".

Explica que le gusta más la parte operativa, aunque ahora tendrá que dejarla un poco de lado para centrarse en la gestión del personal y de los recursos. Asegura, eso sí, que disfruta con la seguridad ciudadana, "el contacto estrecho con los vecinos y vecinas. Al contrario de lo que se piensa, no sólo sancionamos, lo que más hacemos es ayudar a las personas. Y también hay quien agradece que estés, que reconoce tu trabajo y que les estás ayudando en múltiples aspectos. Eso es lo que más me llena".

Jóvenes y movilidad, los retos

Cada municipio tiene sus características y es cierto, por ejemplo, que en Ansoáin viven muchos jóvenes, que son también un reto al que hacer frente, un colectivo al que hay que atender. "Hay que controlar también a ciertos grupos y evitar en la medida de lo posible que se den escenas como las de este verano pasado, con cuadrillas numerosas de personas que quedaban para ver cómo algunos de ellos se pegaban. Se trata de garantizar la seguridad, que los ciudadanos tengan esa garantía de que sus hijos e hijas van a estar bien, que no van a tener problemas, y controlar que los que no quieran cumplir las normas sepan que nos van a tener en frente", señala. También los temas de tráfico y movilidad son otro de los aspectos a trabajar en el municipio, "y se va a seguir trabajando para garantizar tanto la movilidad rodada como la de los peatones. Debemos priorizar estudios de movilidad para ver si hace falta reorganizar algo, es un tema en el que tenemos que trabajar", avanza.