la construcción del embalse de Itoiz marcó un antes y un después en la vida de los habitantes de los valles de Arce y Lónguida y de los pueblos de Agoitz/Aoiz y Oroz-Betelu/ Orotz-Betelu.

La demolición de pueblos enteros y la destrucción parcial de tres reservas naturales en favor de intereses políticos y económicos generó una gran repercusión mediática a nivel estatal, numerosas movilizaciones y protestas de activistas como la Coordinaria de Itoiz y el grupo Solidarios por Itoiz y una enorme división social que todavía hoy, dos décadas después, aflora con tristeza en los corazones de quienes sufrieron sus consecuencias.

A ello se le suma que la deuda económica no está saldada. La larga lista de promesas incumplidas por la ya extinta Fundación Itoiz para paliar las afecciones por el pantano y la legislación injusta que favorece que la CHE deje de tributar 700.000 euros anuales por el embalse de Itoiz, deja al entorno de Itoiz endeudado con un plan de desarrollo sin ejecutar por valor de 28 millones de euros.

Por eso, los municipios afectados por Itoiz ven un halo de esperanza en la creación de una comisión de trabajo con el Gobierno foral, en la que han demandado que se les conceda una aportación económica anual para desarrollar proyectos para el valle y una reforma jurídica que regule la contribución de la CHE.