Lo que para muchos es un don, puro arte y algo impensable de realizar para ella, para Maite Bravo, lodosana de 26 años, el body Painting es su hobby, su forma de desconexión, de diversión y de relajación.
Aunque ella vive actualmente en Cambridge y trabaja en un colegio de educación especial cuenta que desde pequeña ha pintado cuadros gracias, en gran medida, a la influencia de su abuela Rosario Marrodán, "que siempre estaba pintando y me fijaba muchísimo en ella e inspiraba".
Sin embargo, no fue hasta el año pasado cuando, en pleno confinamiento, dejó volar su imaginación y ya tiene en su haber una gran colección de cuadros hechos sobre su propio cuerpo, el de su madre, hermana, tía e incluso alguna amiga.
El confinamiento y el tiempo libre
"La verdad es que más allá de pintar cuadros siempre me ha gustado mucho disfrazarme y, sobre todo, maquillarme y caracterizarme en fechas como Carnaval o Halloween. En el confinamiento tuve mucho tiempo libre y, en vez de quedarme en el sofá, me dio por intentar hacer algún cuadro pero en lugar de sobre un lienzo, sobre mi propia cara".
"Empecé probando y vi tutoriales en Internet. Ahí me di cuenta de que había muchos artistas que hacían body painting y que existían muchas marcas y maquillajes específicos", y es que hasta entonces, explica, utilizaba acuarelas y ceras que en muchos casos ni siquiera estaban pensadas para el cuerpo y maquillajes básicos que rescataba de algún disfraz.
Constante evolución
Su primera obra, desvela, fue una catrina mexicana pero con la experiencia que poco a poco ha ido cogiendo "nada tiene que ver con las últimas creaciones", ríe. De hecho, además de mejorar la técnica, el trazo y el color, cuenta con material especializado, con maquillajes de agua-color, "que se secan muy rápido y cubren bastante", y de cera con aceite, "que los uso para hacer sombras y detalles más específicos". Además, ahora le han regalado un aerógrafo y está aprendiendo a utilizarlo.
Aunque todo lo que ha mejorado ha sido de forma autodidacta, salvo un cursillo básico de caracterización que hizo, no descarta hacer algún otro taller más especializado y concreto.
A la hora de elegir una temática, explica, "a veces sigo a un artista y me inspiro, o mi familia me da ideas o sino escojo obras a través de Internet. En ocasiones son escenas de una película que me gusta, imágenes que me evocan algo o simplemente reproduzco y adapto cuadros". De hecho, ahí están sus obras de Tarzán, Alddin, Blancanieves, pinturas de Picasso e incluso un dibujo muy lodosano en el que aparecen el kiosko, el toro con soga, la iglesia, la Virgen de la Angustias o los gigantes.
Hasta 8 horas de trabajo
"En el ordenador tengo una silueta de mi cuerpo o del de quien vaya a pintar y encajo ahí el dibujo que quiero hacer para después reproducirlo en la realidad"; ayudada tan solo por un foco de luz y un espejo surge la magia. "Es más fácil pintar a otra persona pero me gusta hacerlo en mi cuerpo porque son 6, 7 y hasta 8 horas y la otra persona tiene que ser muy paciente. Si el resultado es bueno, porque no siempre es así, es muy gratificante".
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Una vez terminado, los fija con laca y para borrarlo se quita con agua y jabón en la ducha fácilmente, "aunque da mucha pena". Además, apunta, siempre cuenta con la opinión de su madre y hermana a las que les manda fotografías del proceso porque "después de estar horas y horas mirando el mismo dibujo a veces no aprecias los fallos o las cosas a mejorar así que ellas enseguida me asesoran y orientan".
Aunque es algo que le apasiona lo ve como un divertimento, no como un trabajo o forma de vida porque "es algo que hago cuando me apetece o me siento inspirada; hay semanas en las que no pinto nada". De hecho, explica, de momento ha dejado de lado los cuadros "porque requieren de más tiempo y en mi caso, cuando me viene una idea a la cabeza, tengo que plasmarla ya, cojo las pinturas y lo hago, a diferencia de un cuadro con el que hay que ir de forma pausada, con tiempo y paciencia".
Poco a poco se está dando a conocer, sobre todo gracias a su cuenta de Instagram @mai_maimakeup en la que va colgando lo que hace y ya son muchas las personas de su entorno que le han pedido que les pinte algo, "ahora, sobre todo, me han dicho para dibujar en tripas de embarazadas, que es algo que nunca he hecho y me que apetece probar para ver si me gusta". Además, a través de las redes sociales espera poder llegar a más gente para que, al igual que ella se inspira en otros artistas, haya quienes puedan hacer lo propio con sus obras.
Reto a futuro
Para terminar, reitera que hasta ahora solo ha hecho bustos y alguna espalda pero que está inmersa en un proyecto muy ilusionante que espera vea la luz en las próximas semanas de la mano de otro lodosano, David Encina. En este caso, y sin desvelar mucho, explica que van a presentar en público un cuerpo entero pero no solo con pintura, sino con diferentes disciplinas y técnicas artísticas y que tendrá un trasfondo reivindicativo.
