A veces echamos en falta algo y por mucho que busquemos no damos con ello. Por el contrario, en algunas ocasiones, cuando menos nos lo esperamos, aparece delante de nosotros. 

Ese momento suele ser muy bonito, inesperado, lleno de alegría. Para entonces, según qué era lo que habíamos perdido, puede que hayamos adquirido otro igual, pero la sensación de volver a encontrarnos con el objeto perdido es muy gratificante. 

Algo parecido ha sucedido en Irurita. En este caso no ha sido un objeto perdido, sino robado, pero el final ha sido igual de feliz. 

Irurita es uno de los pocos pueblos donde se sigue practicando la laxoa, una de las modalidades más antiguas de pelota, de juego directo. Hoy en día se practica en Irurita, Arraioz, Oiz y Doneztebe.

Se trata de una ancestral modalidad de la pelota, el mismo juego a largo que antes se practicaba a mano con el nombre bote luzea, pero con la particularidad de jugarse con guantes de cuero y en plazas de mayores dimensiones.

Antiguamente los pastores lo practicaban en sus ratos de ocio en unos terrenos llamados pilotasoro o soropil. Luego, cuando bajaron al pueblo, se popularizó y llegó a ser el deporte rey en Euskal Herria hasta bien entrada la segunda mitad del siglo pasado. Tras la guerra, la práctica casi desapareció, pero durante las últimas décadas, gracias a la gran labor de la asociación Laxoa Elkartea, la laxoa sigue viva.  

Además de los guantes y la pelota, para jugar a laxoa se necesita un botarri, El botarri o botillo es una especie de atril de piedra, hierro o madera levantado sobre un trípode, que se coloca en un lugar fijo de la plaza, aunque es movible. Es también giratorio, a fin de que cada sacador lo pueda colocar a la altura deseada.

Imagen histórica con el famoso botarri. cedida

Sirve para hacer botar sobre él la pelota en el saque. Se puede decir que el botarri que se utiliza en la actualidad es la versión 2.0 del botarri o piedra fija de grandes dimensiones que solía estar incrustada en el suelo en un extremo del pilotasoro, como el que todavía hoy se puede encontrar en la Plaza de los Fueros de Elizondo, debajo del Ayuntamiento de Baztan. 

El caso es que el botarri de Irurita desapareció hace 34 años de la plaza. Por lo visto nadie lo recogió, y alguien lo robó. Por mucho que lo buscaron, nunca apareció…hasta hoy. 

El pasado 4 de junio, varios pelotaris de Baztan y Malerreka junto a miembros de Laxoa Elkartea, fueron a Amasa-Villabona, donde participaron en la celebración del 75 aniversario del club de pelota de la localidad, Behar Zana. Los pelotaris de la comarca disputaron un partido de paxaka, parecido a la laxoa, que se juega con red. Tras el partido, los pelotaris volvieron a casa, pero Tiburcio Arraztoa y Txuma Prim, dos de los principales “culpables” de que esta modalidad siga viva, quisieron esperar para visitar la exposición que había organizado el club de la localidad. 

La espera fue provechosa, ¡y tanto que lo fue! Nada más entrar en la sala de exposiciones, Arraztoa se encontró con el botarri que hace 34 años había robado en Irurita. No tuvo dudas de que era el mismo, no en vano, Arraztoa, iruritarra de nacimiento y afincado en Doneztebe, lo había conocido desde la niñez. A pesar del hallazgo, no dijo nada, pero sacó varias fotos para contrastarlas con las que tenía en casa. Nada más llegar a casa buscó las antiguas fotos del botarri, confirmando su parecer. 

La operación retorno

Laxoa Elkartea se puso en contacto con el alcalde de Irurita, Pello Iriarte, y pusieron en marcha “la operación retorno” . Según pudieron saber, el botarri llevaba varias décadas en un caserío de Abaltzisketa, que había dejado el objeto para mostrarlo en la exposición. Cómo llegó allí, es otra historia, historia que por el momento no podemos contar, “quizás alguien se anime a escribir un libro”, comenta Arraztoa entre risas. 

Txuma Prim y Pello Iriarte descargan el botarri. Juan Mari Ondikol

Una vez reclamado el botarri, no hubo ningún problema, y a los pocos días de reclamarlo volvió a Irurita, tras 34 años.