En la cuenta atrás de los Sanfermines, los gigantes de Pamplona anunciaron hace unos días en San Sebastián que después de una larga espera, por fin ha llegado el momento de celebraciones. Si bien no eran las ocho figuras que creó Tadeo Amorena en 1860, guardaban toda su esencia, un mundo de alegría e ilusión. Se trata de una réplica de las parejas de reyes realizada a menor escala, de 2,60 metros de altura y unos 10 kilogramos de peso realizados con materiales reciclados por una cuadrilla de Olazti para los carnavales de 2019. Después llegó la pandemia y lo paró todo. Así, los gigantes permanecían dormidos en un largo sueño, cogiendo polvo y ocupando un espacio en una bajera. Hasta que hace unas semanas supieron que había un grupo de personas en el barrio donostiarra del Antiguo que querían formar una comparsa y se les ocurrió que podían donarles sus gigantes para empezar. 

“Desde carnavales estaban dando vueltas. Estuvieron el año pasado en Eulate pero los volvieron a traer”, recuerda Maite Barrenetxea, el alma de estas figuras. Y es que esta olaztiarra se declara una apasionada de los gigantes, una afición que siempre ha estado ahí pero que tras el nacimiento de su hija se ha avivado. También le encantan los carnavales. “La idea fue de una amiga, Nerea, que se le ocurrió hacer una comparsa para aglutinar también a los hijos e hijas”, apunta. 

 A partir de unas pequeñas reproducciones de los gigantes, esta olaztiarra comenzó a hacer cálculos. Las cabezas son de porexpán. “Hice un cursillo con los Belenistas de Sakana y aprendí a trabajar este material. Las moldeé y después las pintaron mis hermanas y María Jesús”, recuerda. Sin haber cosido nunca, realizó los patrones de los trajes y unas laboriosas costureras, Elo, María Jesús, Alicia, Mila y Josune; se encargaron de coserlos. También diseñó el armazón, “Lo hicieron los chicos, con maderas, tubos, alambres… materiales cogidos de aquí y allá. Solo compramos las telas”, destaca Maite Barrenetxea. Fue un trabajo arduo, de casi tres meses, muchas horas que esta cuadrilla dedicó con gusto. Y es que también disfrutan mucho en los preparativos.

Aunque hicieron las cuatro parejas de reyes de la Comparsa de Pamplona, regalaron tres. “Me daba pena deshacerme de todos y me quedé con, Joshemiguelerico y Joshepamunda, los reyes europeos. Son unos gigantes muy ligeros que los pueden llevar los niños y niñas y ojalá alguien se anime a sacarlos en fiestas”, observa. 

Una nueva vida para los gigantes

Gigantes navarros en la kalejira donostiarra. Loretope

Los reyes y reinas africanas, americanas y asiáticas cobraron vida la noche de San Juan en las calles del Antiguo en una alegre kalejira en la que fueron protagonistas. “Ya antes de la pandemia pensaba que las fiestas quedaban un poco pobres para los y las txikis. Pensé que unos gigantes podían ser una buena manera de entretener a los niños y niñas y también de hacer barrio”, apunta Ekaitz Ibero, de la Comparsa Loretope, otro enamorado de esta tradición tan arraigada en Navarra. Una vez de consultar con su mujer, propuso la idea a un grupo de padres y madres de la ikastola Jakintza. Y les encantó. Así, pronto se creó un grupo motor para dinamizar el proyecto. En un principio pensaron en encargar dos gigantes. Para ello, pusieron una campaña para recaudar fondos con la venta de camisetas, bolsas de tela y boletos para un sorteo. Asimismo, organizaron el Día de los gigantes del Antiguo, a la que acudieron ocho gigantes de otros barrios para apoyarles. 

En estas estaban cuando a través de un conocido, les llegó el ofrecimiento de los gigantes de Olazti, “Fue muy bonito, y estamos muy agradecidos. Ya tenemos gigantes y pudimos salir. Además, nos acompañaron los dantzaris del barrio. La acogida fue muy buena, con mucho ambiente”, observa. “Al ser más ligeros, los bailaron un grupo de mujeres. Además, la campaña de fondos sigue adelante, con más de la mitad del presupuesto conseguido. Así, ya han encargado a la empresa Eskuartean de Beriáin dos gigantes, Cocinero y Aguadora, los dos personajes principales de la tamborrada donostiarra.

Lo cierto es que el debut de los gigantes navarros en tierras guipuzcoanas fue todo un éxito, tal y como se puede comprobar en los diferentes vídeos que se colgaron en las redes sociales. “Cuando los vi se me puso la carne de gallina. Ya les he dicho, que la próxima vez que salga me avisen para que vaya a Donosti. El otro día no pude ir por el trabajo”, lamentaba la olaztiarra. 

Desde Loretope, Ekaitz Ibero toma buena nota y augura un buen futuro para estos embajadores de altura. “La gente está muy animada. Hay un grupo motor y más personas detrás, tanto para bailar los gigantes como dulzaineros. Nuestra filosofía es la de todo por el barrio y crear cantera. Por ello, queremos involucrar a otros colectivos como los dantzaris”, observa. Asimismo, avanza que tras las vacaciones, volverán los ensayos, al tiempo que invita a vecinos y vecinas a participar.