No perder variedades autóctonas de castaño y ser identificadas. Este fue el punto de partida del proyecto que tiene en manos del Ayuntamiento de Arantza, pero el alcalde David Iturria dice que “una cosa ha traído otra” y que finalmente han ido más allá. Entre otros, se han puesto en marcha cursos con la ciudadanía y se ha habilitado un terreno de pruebas con castaños.

La primera propuesta la realizó el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Navarra, con el objetivo de recuperar las castañas autóctonas, y, según Imanol Lukanbio, concejal de montes de la localidad, “viendo que Arantza es la localidad que más castañas ha conservado en Navarra, Mikel Diaz, técnico del servicio de gestión forestal del Departamento de Medio Ambiente, nos propuso poner en marcha en Arantza un proyecto similar al que han llevado a cabo en la localidad alavesa de Apilaiz”. La invitación del Gobierno se sumó a la petición de la ciudadanía ya que “muchos se mostraban preocupados por el castaño, que intentaban injertos que no prosperaban, que les encantaría hacer algún curso…”.

Y uniendo las peticiones de uno y otro, el Ayuntamiento se dirigió al experto Efren Martin: “Le pedimos un proyecto y nos presentó un proyecto de tres años”, dice Iturria. Fue presentado en octubre de 2020 y desde entonces han realizado cuatro sesiones de dos días cada una. Un día, Martín se ha reunido con técnicos del Gobierno de Navarra y representantes municipales, y en el otro, con la ciudadanía y personas interesadas en el tema, han asistido a un curso. Han sido sesiones en las que se ha trabajado tanto el aspecto teórico como el práctico, en palabras de Lukanbio “se nos explica todo lo que hay que hacer en el proceso que va desde la plantación hasta el momento en el que se produce la fruta, labores que se hacían antaño y ya no se hacen”.

Martín también les ha dado otra lección: “Nos dice que cambiemos el chip”, comenta el alcalde, “para cambiar nuestro punto de vista sobre las castañas”. Las enfermedades como la tinta y el chancro están ahí, pero Efren piensa que las enfermedades se han desarrollado en gran medida por el abandono del castaño, porque no se han tratado correctamente. Dice que el propio árbol es capaz de vencer a las enfermedades”. Lukanbio señala que “los castaños no necesitan los cuidados que necesitan los manzanos, pero no podemos dejarlos como un hayedo. Necesita podas, limpiezas... el castaño sufrió una grave enfermedad en los años 90 y se perdieron muchos ejemplares. Pero hoy en día, la situación desde el punto de vista de las enfermedades no es tan mala. Hay dos o tres enfermedades y plagas, pero el mayor problema es el abandono de los castañales”.

También han visto a través de estos cursos que la castaña puede ser una salida económica: “Nos ha explicado las salidas de la castaña. El propio fruyo tiene una gran demanda, pero muy poco de lo que se consume en Euskal Herria y a nivel estatal se produce aquí. Además, la harina de la castaña es muy apreciada en pastelería, la castaña también se comercializa como alimento energético, se usa para hacer cervezas, para hacer miel… Tiene muchas salidas”, dice el alcalde.

Contra la despoblación

En este sentido, Lukanbio ha querido destacar que en algunos lugares ha sido un medio eficaz contra la despoblación: “En Extremadura, se ha conseguido consolidar la población a través de la castaña. De momento aquí tenemos otras alternativas, pero para alguien puede ser una oportunidad o un complemento a lo que hace”. Además de en Extremadura, en Galicia o en Castilla y León, la castaña es fuente de ingresos.

El Ayuntamiento de Arantza también quiere poner de manifiesto la importancia que ha tenido la castaña. Iturria y Lukanbio recuerdan que “no tenemos datos concretos, pero hemos sabido de los anteriores la importancia de la castaña en Arantza, que también hemos tomado por escrito». El técnico Jesús Garitacelaya, de la empresa Basartea, realizó una investigación sobre el castaño, “en la que se realizaron una serie de entrevistas a Cipriano Gońi, del caserío Atanborda. En aquella entrevista Cipriano decía que en octubre sacaban dos jornales con las castañas. Antiguamente, la castaña era vendida en todos los caseríos o utilizada para intercambio. Era una buena fuente de ingresos”. Según Efren, “en un plazo de diez años se pueden obtener 3.000 euros por hectárea y año”.

12 variedades

En el mismo estudio de 1988 se identificaron en Arantza doce variedades de castaña: sanmigela, txerta zuria, gaztain goxua, porkaltsa, roketarra, txerta gorria, morkots latza, lesakarra, anboltsa edo danbolatsa, meauregorria, sarobia y sanmartina. Hoy, sin embargo, sólo han recuperado siete de esas variedades. Puede que haya mas en el monte, pero no hemos logrado identificarlas”, señala Lukanbio.

En la zona de Argatsoro se ha creado una “zona de plantación a prueba” de una hectárea de castaño, que pretende ser un lugar para “mantener identificadas las castañas autóctonas y tomar injertos”. En parte, las plantaciones han sido realizadas por el alumnado de la escuela, concretamente, han contribuido a la plantación de patrones o pies procedentes de Extremadura, para posteriormente incorporar injertos procedentes de las variedades autóctonas. “Nos parece interesante implicar a los niños para que el proyecto siga en el futuro”, ha señalado el alcalde. Además de la plantación realizada por niños y niñas de la escuela, en otra parte, hemos aprovechado para injertar los castaños que naturalmente han brotado en el pinar que se derribó en su día”.