La Asociación de Amigos del Patrimonio Arquitectónico de la Ribera (Ribera Nostra) ha realizado un llamamiento a la Confederación Hidrográfica del Ebro y al resto de administraciones públicas para que el paraje de El Bocal se abra al público de forma continua durante la semana y no solo los fines de semana como se decretó desde esta institución dependiente del Ministerio de Medio Ambiente. Para este colectivo es necesario que las medidas restrictivas que se decretaron con la pandemia “sean revisadas y superadas retornando a la situación de normalidad previa a la crisis sanitaria”.

Desde este colectivo, que defiende el patrimonio de la Ribera, se recuerda que El Bocal “es un Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento” porque esta obra de ingeniería “constituye una realización arquitectónica e ingenieril de interés histórico, etnológico, artístico, paisajístico, urbanístico y social, sin el que difícilmente se entiende la Ribera del Ebro en Navarra y Aragón”.

Tras el confinamiento, la CHE reabrió las puertas de El Bocal como se hacía siempre, durante toda la semana, pero ante la masiva llegada de público y su comportamiento cerraron sus puertas entre junio de 2020 y septiembre de 2021, para más tarde abrir solo los fines de semana y entre semana solo con visita guiada que se ha de pedir a través de la web de la CHE. Antes de la pandemia abría a diario.

Según señalaron cuando cerraron las puertas “tras reabrir el pasado 26 de junio (de 2020) con afluencia masiva de personas no respetando, en algunos casos, los horarios de cierre del recinto, ni las medidas sanitarias establecidas para evitar contagios por covid”. Desde este organismo añadieron entonces que “por estas razones y tratando de evitar problemas sanitarios, la dirección de la Confederación ha decidido cerrarlo hasta que puedan garantizarse las condiciones sanitarias”. Desde la CHE recordaron que “el recinto del Bocal es un centro de trabajo vinculado al río Ebro y al Canal Imperial”.

El Bocal es uno de los grandes recursos turísticos de la Ribera y por su cercanía al agua y sus numerosos espacios verdes era muy visitado en verano. Esta obra constituye el comienzo de un gran proyecto hidráulico que se remonta al siglo XVI (1528), cuando el emperador Carlos I dio orden de acometer las obras de lo que hoy se conoce como Canal Imperial de Aragón, proyecto de transformación de la Ribera; y, el poblado de El Bocal, formado en el último tercio del siglo XVIII, lo que lo convierte en un ejemplo casi único de urbanismo barroco tardío relacionado a una infraestructura hidráulica. A finales del siglo XVIII Carlos III concibió el proyecto, fabuloso para la época, de hacer llegar las aguas de El Bocal hasta Zaragoza por un canal navegable. Nació entonces el Canal Imperial de Aragón.

Desde esta asociación recuerdan también que el lugar cuenta con elementos arquitectónicos singulares de espacial relevancia como el Palacio de Carlos V, cuyo origen es una vieja fábrica del siglo XVI rodeado por unos agradables jardines con estanques y estatuas. Junto al Palacio de Carlos V, se localiza una iglesia neoclásica de finales del siglo XVIII. Al otro lado del camino se encuentra el poblado del siglo XVIII. “Pero serán las magníficas obras de ingeniería los edificios más característicos del lugar. La más vieja, situada detrás del Palacio de Carlos V, es una obra de sillería del siglo XVI, realizada por Gil de Morlanes. La otra, ubicada aguas arriba, pertenece al siglo XVIII y se debe a la iniciativa del canónigo aragonés Ramón de Pignatelli”, destacan.

Por todos estos aspectos históricos, arquitectónicos, artísticos, culturales y paisajístico desde la asociación señalan que además de preservar y conservar “este rico patrimonio”, es obligación de todos “su difusión y conocimiento, y para ello es preciso su divulgación pero también sería necesario, y urgente, su aprovechamiento como un recurso, cultural y turístico, interpretativo de lo mejor de nuestro pasado e historia como comunidad ribereña del Ebro, y de nuestros lazos con otras comunidades vecinas con las que compartimos la cultura del agua del Ebro”.