El agua de la fuente de Arbayun llegó a Lumbier el año 1928 . Fue un acontecimiento histórico, próximo a cumplir cien años, que cambió la vida de sus habitantes. “Basta relacionar las carencias con las que se vivía, por la falta de agua corriente, para entender las trascendencia que significó abrir un grifo en el propio hogar para beber y hacer uso ilimitado de ese líquido, que nunca dejaba de correr, desde la fuente de la exhuberante y salvaje Foz de Arbayun”. Así lo recuerda el historiador Eusebio Rebolé Del Castillo, en su obra Lumbier, Ilumberri 1800-1928.

La acción del Ayuntamiento y el protagonismo del pueblo en la vida cotidiana. En su capítulo dedicado a la Traída de las Aguas, relata el empeño de las autoridades locales y el esfuerzo, económico y físico, que supuso la aventura para el pueblo, que también colaboró para lograrla, incluso con empréstitos. Ese vínculo de la vecindad con la fuente y la canaleta de 11 km, que conduce el agua desde Arbayun a Lumbier, se ha transmitido por generaciones como parte del patrimonio material y paisajístico local. Un sentimiento de pertenencia que ha estado a lo largo del tiempo en el fondo de pequeñas actuaciones acometidas para salvarla de su deterioro.

Con la llegada del agua de Itoiz, la importancia del abastecimiento de la fuente de Arbayun pasó a segundo plano. Sin embargo, siempre ha habido en Lumbier una inquietud latente y una preocupación por su mal estado. El ejemplo más reciente es el numeroso auzolan que se llevó a cabo el pasado sábado. Lo formaron un centenar de personas de la localidad y de Romanzado, que llevaron material desde el término de Valdelaco hasta la fuente para reconstruir el muro.

“La iniciativa se remonta al año 2018, cuando un grupo de vecinos detectaron que la fuente estaba rota y perdía agua. El grupo municipal EH Bildu planteó el problema en el Ayuntamiento sin éxito. La única respuesta obtenida desde Alcaldía fue que era una cuestión estética”, explica Daniel Abaurrea, miembro de Larrai nenea Mendi Taldea. Ante este hecho, este colectivo presentó la cuestión a los presupuestos participativos del Ayuntamiento (partida destinada, 12.000 euros), y su opción fue la más votada. “Sabíamos que no era mucho dinero, y que no sería suficiente para arreglar el muro exterior de la fuente. Pensamos que haría falta organizar un auzolan para llevar el material y reconstruirlo”, relata.

“El siguiente paso será la limpieza de la canaleta. Está abandonada. No llega el agua a Lumbier por las fugas y desde que se construyó Itoiz y se toma el agua de allí, el abandono que sufre es totalmente denunciable. El agua es un bien preciado, y no es lo mismo beberla cuando llega de una fuente natural que de un pantano”, argumenta. La jornada fue rica y productiva, propia de un auzolan con sensibilidad de las gentes hacia el lugar. “Lo sentimos como una obra que hicieron nuestros antepasados con muchas dificultades”, expresa Abaurrea, al tiempo que constata que “se trabajó duro, con muy buen ambiente, desde las 9.30h (salida 7.30h) hasta las 15 horas”. El hecho puede sentar precedente. “No falta voluntad y disponibilidad para seguir limpiando la canaleta y tratar de eliminar las raíces tupidas que la obstruyen. Los empleados municipales lo hacen cada cierto tiempo, pero no se evitan las fugas. Son parches”, concluye