Xabier Urtasun Eraso, nacido en Irurita en 1993, ha sido desde siempre un gran apasionado de la música. Desde muy pequeño y como muchos otros niños y niñas de la zona, comenzó su formación musical en la Escuela Municipal de Música de Baztan. Allí, empezó a tocar la flauta travesera y a medida que pasaba el tiempo fue enlazando diferentes instrumentos hasta llegar al piano. De la mano de este instrumento empezó a cursar estudios superiores de música y fue así como empezó a conocer el órgano.

“Yo estaba en Musikene, Centro Superior de Música del País Vasco, estudiando pedagogía y tenía una profesora de improvisación, Ana García Urcola, que es organista y que me animó a estudiar este instrumento. Además, en clase de historia de la música estábamos dando bastante el barroco y la figura del organista y del clavecinista salía bastante y me empezaron a llamar la atención”. Y así, impulsado por el apoyo de Ana García, decidió contactar con la profesora del grado profesional de órgano. Pasó las pruebas necesarias y entró. 

Anteriormente, cuenta, sí que tiene algún recuerdo de haber escuchado este instrumento cuando era pequeño en la iglesia, pero no tiene problemas en afirmar que no es “de los que se enamoró del órgano” desde ese primer momento. “Yo empecé a los 20 años, hace unos 10 años, cuando ya estaba en Musikene. Empecé a escuchar más música, más música clásica en general, más música barroca que tampoco conocía mucho, más de órgano, más el clave…y aunque yo no tenía ninguna pretensión de hacer toda la carrera de órgano, ni mucho menos de dedicarme al órgano, lo hice por interés. Como por aprender más música. Y como el órgano abarca desde lo más antiguo hasta lo más moderno, dije: bueno, pues ahí voy a aprender un poco de todo. Y luego seguí, y seguí”. Y hasta hoy, que todavía sigue.

Por tanto, fue así como pasó del piano al órgano. “Los primeros años con el piano me emocioné mucho y quería seguir estudiando el repertorio de los instrumentos de tecla y como el piano ya lo tenía ahí, decidí empezar otro instrumento de tecla”. Tras dos años de grado medio, que generalmente suelen ser seis, le comunicaron que ya estaba listo para entrar en Musikene. Recuerda esos años como una etapa de mucho estudio. “Estudié mucho, pero también hubo una enorme emoción. El instrumento era nuevo y estaba descubriendo mucho”. 

A medida que iba conociendo mejor este instrumento se fue enganchando más. Lo que más lo atrapó fue “el poder hacer muchas cosas a la vez y el poder hacer un continuo. Era una habilidad que yo quería tener. Enseguida lo supe y dije: yo eso lo quiero poder hacer. Eso de poder acompañar algo que no está escrito y tener esa capacidad de improvisar me gustaba. No es un papel principal, pero sí que me llamaba la atención. Y la sonoridad. Aunque todos los órganos tengan una sonoridad distinta puedes pasar del pianissimo más sutil a reventar la iglesia”, cuenta divertido.

Después de dos años en Musikene, decidió irse de Erasmus a Stuttgart, en Alemania, donde al final decidió quedarse hasta acabar la carrera. “Alemania es un país que tiene mucha más tradición con el órgano, y Stuttgart es la facultad más grande de órgano de toda Europa” cuenta. Por tanto, “hay muchos alumnos, entre 40 y 60, y la facultad cuenta con muchos órganos de todos los estilos y épocas”.

De cara a este verano, el primer sábado de junio se presenta una nueva orquesta barroca en Catalunya, la nueva Orquestra Miracle, de la que forma parte tanto con el órgano como con el clave. Además, Urtasun se muestra feliz porque ofrecerá su primer concierto en Navarra. Enmarcado dentro de la Quincena Musical Donostiarra, actuará en el Monasterio de Leyre tocando a cuatro manos junto con el organista Juan De la Rubia.

Después de esto, se verá “qué es lo que sale”, aunque lo que sí tiene claro es que seguirá tocando el órgano y el clavecín e impartiendo clases de órgano en el conservatorio de Donosti. “La música es tan amplia, que siempre voy a poder seguir estudiando. Siempre hay música que no vaya a conocer, siempre hay música que no he tocado, siempre hay prácticas musicales que no controlo y puedo aprender… Es como un ámbito de estudio infinito y en el que siempre puedes seguir”. Aunque la clave, admite, es “mucha disciplina, paciencia y constancia”.