Es un hobby curioso y atípico como poco, pero es la afición que desde hace una década entretiene, entusiasma y emociona a Luis Boneta Iturriaga, vecino de Cárcar que realiza todo tipo de figuras y esculturas con las piedras que se va encontrando por el camino. Sus vecinos lo saben bien, aunque hasta hace unos años era algo desconocido para ellos, puesto que el pasado año les entregó a todos y cada uno de ellos un detalle hecho a mano y personalizado.

Desde crío, cuenta, ha tenido mucha afición por los fósiles; los cogía, los miraba, y los analizaba y, poco a poco, “empecé a verles formas sin ni siquiera buscarlas”. A todo ello se le suma su interés por la pintura, el dibujo y la caricatura

Con el tema de las piedras llevará cerca de una década; “cuando voy a pasear me voy fijando en las diferentes formas que tienen. Incluso muchas veces es como si me hablasen y veo más allá, veo en lo que se pueden convertir esos cantos. Las cojo, las limpio, las lavo y me pongo a ello”.

Piezas variopintas

Aunque ha hecho cientos de trabajos, recuerda, su primera figura fue un E.T. “También tengo muchos pájaros, búhos y luego piezas más elaboradas como un roquero, gente de fiesta, los gigantes de Cárcar, un afilador en moto, etc. Un día en el bar me dijeron a ver si me atrevía a hacer un tractor, y ahí lo tienen, y una retroexcavadora”. En otra ocasión, apunta, hizo a un albañil levantando una pared, “que encima fue el primero que me compraron y que me hace especial ilusión porque yo soy albañil”. Y también recuerda con cariño una figura que llevó a la residencia de ancianos durante la pandemia para animarles; “era un abuelo sentado con las zapatillas de estar en casa y su mascarilla”.

Uno de los trabajos que Luis ha confeccionado con piedras María San Gil

Trabajo manual

El proceso, cuenta, consiste en tratar las piedras; solo las limpia y busca formas, no las pule, ni lima ni rompe. Después coge la cola caliente y pega las diferentes piezas y, por último, y el trabajo más costoso, las pinta y barniza antes de colocarles todos los detalles que hacen de cada figura una creación única y diferente. “No hay dos iguales, claro”

Aunque Luis hacía todo esto de forma altruista en su casa fue hace unos años cuando el resto de la ciudadanía descubrió su afición. “Hice una exposición en los bajos del Ayuntamiento con más de 200 figuras y la gente se sorprendió muchísimo, la verdad”. De hecho, fue ahí cuando muchos empezaron a hacerle encargos. “No me había planteado venderlas; me las quedaba yo o las regalaba, pero han sido muchas las personas que me han pedido algún trabajo”.

"Me gusta y me entretiene. Hay que tener mimo y paciencia pero al final, compensa; no hay dos piezas iguales"

Luis Boneta Iturriaga - Artista carcarés

Para ello, insiste, pide una fotografía de lo que quieren y después trata de acercarse lo máximo posible a la realidad. “Se más o menos las medidas de las piedras que necesito; voy, las busco y empiezo. Piedras hay por todos lados. Lo que hay que tener en cuenta es que todas las esculturas tienen un tamaño máximo, no demasiado grandes, porque si pesan mucho no aguantarían”.

De hecho, también ha mostrado su trabajo en Sesma o Calahorra, y asegura que “lo peor es el transporte; necesito que me ayude gente. Además están los posibles golpes y el calor. Todo tiene que ir muy, muy bien embalado para que no se muevan y se rompan”.

900 botas de Cárcar

El pasado 2023 les hizo un regalo muy especial de forma totalmente desinteresada a sus vecinos y vecinas. “Vi una piedra en tono amarillento con forma de bota, la cogí y por un lado dibujé con lapicero el perfil de Cárcar, el barrio de San Cerni, y por el otro lado escribí una frase, y la di”. Después, cuenta, como vio que había gustado mucho empezó a coger más y más piedras para darle una a todos los carcarujos; a más de 900. “En todas ellas he puesto frases personalizadas y, en ocasiones, dibujos. Además, lo que no falta nunca es mi firma: un caracol, que es el mote familiar; a veces va dibujado y en la mayoría de casos es una piedra que va adherida a la escultura”.

La bota que este carcarés le ha regalado a más de 900 vecinos y vecinas María San Gil

Estas botas, a las que también ha decorado con una cuerda, las empezó a repartir antes de fiestas de septiembre y, aunque da por finalizado el proyecto, explica que si alguien se ha quedado sin una que se ponga en contacto con él. “La gente ha sido muy agradecida y les ha hecho mucha ilusión”.

En su bajera, durante horas y horas, la mayoría de ellas de pie debajo de un buen foco de luz, y otras veces sentado, es como se entretiene; “me encanta, no me frustra, aunque a veces no salga como quieras. Soy muy detallista y cuando me hacen un encargo, si me atasco, busco la salida y, al final, sale y compensa”.