Otro año sin partida para el campo de fútbol artificial, lamentan desde el club Aurrera de Leitza, un jarro de agua fría que pone en peligro un proyecto puesto en marcha con mucha ilusión hace tres años por un equipo de entusiastas del fútbol y que tuvo amplio eco en este pueblo. Y es que se apuntaron más de 200 jugadores y jugadoras. Esta temporada son 220, con 12 equipos que no disponen de un espacio apropiado para entrenar y ni competir. “Desde noviembre a marzo el campo de Arkixkil es un barrizal”, destaca David Delgado, coordinador de fútbol de Aurrera, al tiempo que señala que Leitza es la segunda localidad de Navarra, después de Goizueta, donde más llueve.

Al respecto, recuerda que este pasado domingo se tuvo que suspender el partido de regional preferente, previsto para la tarde, dado el estado del campo. “Te entran ganas de tirar la toalla. Es un auzolan de personas voluntarias, 29 monitores y monitoras, y al final todo pasa factura. Las personas se cansan. Teníamos la ilusión de que la próxima temporada contaríamos con un campo de hierba artificial y estamos hundidos”, asegura. Asimismo, apunta que la mitad de la población de Leitza de ente 10 y 18 años juegan al fútbol con el club. ¿Si desaparece el fútbol que les ofreceremos estos y esta jóvenes?, se pregunta Delgado.

Demanda de mejoras 

A la par que se fortaleció la sección de fútbol comenzaron las gestiones para las mejoras en el campo. La última fue ese pasado diciembre, con una reunión con responsables del Departamento de Cultura, Deporte y Turismo, con la consejera Rebeca Esnaola a la cabeza, para explicarles la situación y pedir una vez más partida en los Presupuestos Generales de Navarra para el proyecto, valorado en unos 800.000 euros y que se plantea en tres fases. “Salimos de la reunión con buenas sensaciones pero la semana pasada, el alcalde, David Anaut nos dijo que no había partida”, recuerda Delgado. Así, se convocó una reunión informativa para el día siguiente. 

Acudieron numerosos jugadores y familiares, otra muestra de que la mejora del campo es una cuestión prioritaria entre la ciudadanía. También para el Ayuntamiento, según señaló el alcalde. “Estamos comprometidos y comprometidas a hacer todo lo que está nuestra mano”, apuntó Anaut, al tiempo que observó que es un proyecto que está fuera de las posibilidades económicas del Ayuntamiento sin la ayuda del Gobierno de Navarra. “Si todos y todas remamos en la misma dirección y aunamos fuerzas, es posible. Ha llegado el momento de trabajar y de demostrar hasta donde llega el problema”, incidió. Así, se habló de diferentes caminos como recogida de firmas, intervenciones en el Parlamento, reuniones con distintos organismos e instituciones entre otras, iniciativas que deberán decidir desde el Ayuntamiento y Aurrera.

De momento, el Ayuntamiento cuenta con una subvención de 50.000 euros para la redacción del proyecto, fruto de una enmienda de EH Bildu. 

Situación insostenible

 “La situación es insostenible y mantener este proyecto se complica. Empezamos con mucha ilusión con un equipo de cadetes para dar continuidad a los equipos, que desaparecían, y una filosofía que va más allá del deporte. Es un proyecto social y de fomento de la salud que busca la integración a todos los niveles”, destaca Delgado, al tiempo que destaca el tirón del fútbol femenino, con 40 jugadoras.

De los doce equipos, la mitad son de campo y la otra mitad de fútbol sala porque no pueden sacar más equipos al campo. “El uso recomendado a la semana es de 10 horas, siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan. Estamos en torno a una media de 30 horas semanales con 6 equipos. Pero lo normal es que llueva y tenemos que ir a entrenar al polideportivo, compartiendo pista 30-40 personas”, observa. Lo cierto es que el fútbol casi copa el uso del polideportivo, lo que acarrea problemas para la buena marcha de otras actividades deportivas. 

A la hora de jugar la situación no mejora, con una media de 3-4 partidos, no sin antes agujerear la portería para que filtre el agua. “Tenemos que estar todo el tiempo intentando encajar las piezas del puzzle, y a veces hay que revertir partidos dado el estado del campo pero los y las jugadoras quieren jugar en casa. Hay equipos que protestan y pasamos vergüenza”, cuenta Delgado. Además, se sienten marginados respecto a otros clubes de Navarra. “La mayoría de los pueblos de más de 3.000 habitantes cuentan con hierba artificial”, asegura.