A Fernando Arizcuren la “confortable rutina” le empezó a “asfixiar” tras superar un cáncer de riñón. “Sonaba el despertador, iba a trabajar y volvía a casa. Sonaba el despertador, iba a trabajar y volvía a casa”, recuerda.

Fernando llevaba 15 años en una clínica dental, necesitaba “algo que me apasionara” y se acordó de sus viajes en moto –Portugal, Francia, Italia, Suiza, Austria o Alemania– y el papel que las dos ruedas habían jugado durante su enfermedad. “Fue mi mejor aliada. El psicolocasco me ha visto llorar, reír y gritar”, confiesa Fernando.

Al mes y medio de que le extirparan el riñón –los médicos le habían recomendado 90 días de reposo absoluto– ya estaba intentado levantar la pierna para darse una vuelta con la moto. “Lo es todo para mí”, subraya.

Fernando sabía qué le hacía feliz, así que abandonó la clínica dental y fundó Sentidomotero, una empresa de viajes guiados en moto, con su pareja, Arantza García, que es profesora en el colegio de Lumbier.

Es nuestro hijo y estamos disfrutando con él. Es muy bonito sentir que estás haciendo feliz a mucha gente que sola no se atrevería a recorrer Portugal en moto. Nos lo pasamos tan bien que nos da pena que llegue el final de cada viaje”, comentan. 

Los inicios fueron complicados. “Teníamos un blog y nadie llamaba”, relatan Fernando y Arantza, que hasta entonces no habían regentado un negocio en su vida. La pareja se curtió en el CEIN y en la Cámara de Comercio y en septiembre de 2021 organizaron la primera salida por la Comunidad Foral, una ruta repleta de curvas y preguntas que revoloteaban por sus cabezas:

“¿Cómo nos presentamos? ¿De qué hablamos en la comida? ¿Y si les caemos mal? Eran los nervios del directo”, bromea Arantza. La experiencia fue todo un éxito y ese mismo año sacaron otros dos viajes: La Rioja y Picos de Europa. 

En la actualidad, Sentidomotero organiza rutas por todo el Estado –Navarra, Andalucía, La Rioja, Teruel, Guadalajara, Pirineo, Asturias y Cantabria–, Portugal y los Alpes. “Viajamos con todo preparado. No dejamos nada al tun, tun. Cuidamos hasta el más mínimo detalle porque nos preocupa muchísimo el trato que recibe el cliente”, defienden. 

En concreto, la pareja diseña el itinerario global, establece los lugares de salida y llegada de cada jornada e inspecciona a fondo la zona: hoteles, albergues, restaurantes, visitas, miradores, aparcamientos, estado de las carreteras…

“La gente nos ve siempre de risas y buen rollo y se cree que esto es jauja y no es un trabajo. Pero meto más horas en el ordenador y llamando que encima de la moto”, subraya Fernando, que este año ha sacado la ruta de los Alpes tras visitar la cordillera cinco veces. 

La pareja también es muy detallista durante los viajes. El primer día colocan en cada habitación una bolsa de bienvenida, les dan un pasaporte con los viajes de Sentidomotero –Fernando y Arantza sellan las rutas realizadas– y a los primerizos les entregan una campanilla, que simboliza la buena suerte en el mundo de las motos. Además, Arantza, mientras va de copiloto, saca fotografías y graba vídeos a los “compañeros de viaje”, en su mayoría varones de entre 35 y 55 años. “Los guías suelen ser solo hombres y eso nos frena un poco”, indica Arantza, que con su presencia está animando a que cada vez más mujeres se apunten a los viajes de Sentidomotero. 

Viajes autoguiados

Sentidomotero también ofrece viajes autoguiados para la gente que no le encaja las fechas propuestas o que quiere hacer la ruta a su rollo. “Les reservamos los hoteles, les recomendamos restaurantes, les damos el dossier informativo... Es lo mismo, excepto que no estamos nosotros”, matiza Fernando.

Incluso existe la opción de adquirir únicamente los tracks. “Hay personas que prefieren ir completamente a su aire, pero no quieren perder tiempo en seleccionar carreteras y preparar la ruta”, finaliza.