El sonido del txistu, al son del Agur Jaunak, inauguró durante la mañana del domingo en la Piedra de la Memoria de Tafalla una pequeña ofrenda floral organizada por la asociación cultural Altaffaylla para “recordar en este 14 de abril a todos tafalleses y tafallesas que proclamaron la República y por ella trabajaron, lucharon, sufrieron y muchos de ellos, murieron”, iniciaba mencionando Joxe Mari Esparza, miembro de Altaffaylla. “Hoy debe ser un día alegre, como lo fue aquel 14 de abril de 1931, lleno de esperanza para las mayorías humildes y democráticas de este país. Día para recordar lo que los pueblos demandaban entonces y compararlo con la situación actual. Y veremos que la República y sus valores siguen siendo necesarios en nuestra sociedad”, continuaba Esparza, mientras añadía que “la República nos trajo muchas cosas, entre otras la abolición de la monarquía, pero más importante: derechos para los y las trabajadoras. La República trajo la reducción de la jornada laboral y la mejora de las condiciones de trabajo; trajo el voto de la mujer y su reconocimiento como ciudadanas de pleno derecho; trajo el derecho al divorcio, a bañarse en piscinas públicas, a estudiar, a casarse por lo civil. Aquella primavera trajo la ilusión por recuperar los comunales, el reparto de la tierra, la libertad de pensamiento… “. 

Representantes municipales y vecinos acuden a la piedra de la memoria para celebrar el día de la República en Tafalla. Saioa Martínez

Tras las palabras de Esparza, los dantzaris bailaron un emotivo aurresku. Y tras él, los txistus continuaron tocando primero la Internacional y como colofón, el Gernikako Arbola. Al acto también acudieron representantes municipales y alrededor de un centenar de vecinos y vecinas.

Monolito de la memoria

El pasado 27 de febrero de 2021 se inauguró en el barrio tafallés de la Peña un monolito en memoria de todas las personas represaliadas a lo largo de la historia en la localidad. El menhir, que fue tallado por el cantero ragués Jesús Nieto, nació hace milenios en el monte Buskil, desde donde fue trasladada a la cantería de Larraga. En ella se puede observar, por el oeste, un águila emprendiendo el vuelo, símbolo universal de la libertad. Tafalla, rodeada por el Zidakos, honra a su gente: agur eta ohore. El lado este mira hacia Elo-Monreal, con su fecha fatídica. Y hacia arriba, todas las grandes guerras y conflictos sufridos por Tafalla desde su destrucción por los musulmanes en 924 hasta las luchas sociales de 1936.

Las cifras de las víctimas de la última guerra civil en Tafalla, para ser un lugar donde no frentes de guerra, fueron aterradoras: 37 tafalleses fusilados y otros 64 muertos en los frentes. La mayoría de asesinados lo fueron el 21 de octubre de 1936, tras la saca masiva de la cárcel de Tafalla. “Esta piedra quiere recordar aquella tragedia. Un rincón para reflexionar, que no mire hacia atrás con rencor, sino al futuro con experiencia y esperanza. Un homenaje a cuantos tafalleses y tafallesas defendieron valores republicanos, el comunal, las libertades vasconavarras, la solidaridad internacionalista, la igualdad social y de género, la paz, la democracia… y sufrieron por ello”, explica un cartel anexo a la piedra.