Si bien no son muchas, diferentes fotografías muestran como era Altsasu a finales del siglo XIX y principios del XX, imágenes en blanco y negro de sus calles y paisajes, así como de sus habitantes de un pueblo que pasó a ser muy ilustre villa en 1907 tras el título otorgado por el rey Alfonso XIII. Y es que la llegada del ferrocarril en 1863 supuso un incremento de su población, que a finales del siglo XIX superaba ya los 2.000 habitantes.

La mayoría de estas fotografías antiguas se deben a Prudencio Arrieta Astibia, pintor y fotógrafo nacido en Leitza en 1863 que vivió dos décadas en la villa, según apunta Ricardo Prim Goikoetxea que, interesado en el desarrollo e historia de Altsasu, ha investigado su figura.

Fotografía tomada por Arrieta en la calle Zelai, la calle San Juan a principios de siglo. Cedida

Buscaba identificar al autor de las fotografías firmadas por P.A. Pintor y P. Arrieta. Situadas entre las fotografías coetáneas de Altadill y la serie de 1916 realizada por M. Fernández, más conocido como Txonklitos, por encargo de Constantino Salinas, hacia 1906 se editaron fotografías a modo de postales que se han comprobado del mismo autor y que podemos asociar al pintor”, observa Prim, quien junto con José Mª Muruzabal del Amo publicaron hace unos meses un artículo en Pregón Siglo XXI sobre su vida y obras.

El Paseo de Prim, calle Félix Arano en la actualidad, en una imagen de 1906. Cedida

“El padrón municipal de Altsasu de 1899 ubica a Prudencio en la calle Solana, residiendo en la casa habitada por Juan Cruz Fernández Celaya. Se indica que residía en la villa desde hacía dos años, de profesión pintor y con su taller posiblemente establecido en el bajo. El Anuario del Comercio, Industria, Magistratura y Administración le incluye desde 1894 en Altsasu como pintor y fotógrafo, y aunque la edición del Anuario correspondiente a 1909 lo sitúa ya en Tolosa como fotógrafo”, apunta Prim.

Mañana de feria en Altsasu en la calle Gartzia Ximenez, entonces San Juan. Cedida

No obstante, su vinculación con la villa continuó y a finales de ese mismo año el Ayuntamiento le agradeció sus decorados en el Teatro-Cine Olympia en una sesión cinematográfica benéfica para los soldados heridos en Melilla. También existen fotos suyas de las romerías de San Pedro de final de la década y en 1911 el semanario donostiarra Novedades le publicó una foto de boda ante el pórtico de la iglesia.

Locomotora en Orobe, un modelo posterior a 1903. Cedida

La fotografía como profesión

Al igual que otros pintores de la época, Arrieta se acercó pronto a la fotografía, que se convirtió en su profesión. Como pintor pasó por el taller de Joaquín Sorolla y participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, celebradas en Madrid en 1895, 1897 y 1899. En la de 1897 presentó en la sala de los preimpresionistas tres obras relacionadas con Altsasu: Picos de Aitzgorri, el estudio de paisaje Cercanías de Alsasua y el Milagro en Santo Cristo de Alsasua. “Su faceta como pintor es hoy prácticamente desconocida y quizás algo de su obra perviva en Altsasu, pero su labor artística ha quedado asociada a la fotografía y en ella debiéramos incluir las fotos anónimas familiares realizadas en esas dos décadas”, comenta Prim.

De su legado como pintor una de sus obras más conocidas es un retrato póstumo del músico Felipe Gorriti, natural de Uharte Arakil, un óleo de estilo decimonónico realizado en 1896.