Se estrena en Orbaizeta el columpio más grande de todo el Estado
Nacido del deseo de un niño, el nuevo columpio de 15 metros del alojamiento Iratiko Kabiak supera al de Riaño (León)
En el mágico alojamiento de Iratiko Kabiak (Orbaizeta), en un claro rodeado de naturaleza donde suelen pasear los ciervos y se respira aire de cuento, Iñaki Larrañeta y Amaia Chourraut han hecho realidad el sueño de su hijo: el columpio más alto de todo el Estado. Alzándose a 15 metros de altura, esta instalación ubicada a más de 800 metros de altitud contigua a la Selva de Irati acaba de desbancar al célebre columpio de Riaño, en León, que hasta ahora ostentaba el récord de ser el más gigante de España con una altura de 12 metros.
Un día, el pequeño Aimar, de 7 años, sintió que era insuficiente el columpio que su padre había construido para él y para su hermana June en el platanero de casa y le pidió uno más grande. Su padre volvió a construir otro más alto en el interior de una nave y, aunque estaba contento, la imaginación de Aimar seguía volando alto. “Aita, ahora hazme el columpio más grande del mundo”, le dijo a su padre. Una humilde petición que podía haberse quedado en el olvido como utopía infantil, de repente se transformó en una propuesta ingeniosa. “Empecé a buscar con el móvil en internet y, del mundo no, pero vi que el de Riaño era el más grande de España. Y le propuse a Amaia: con el dinero que íbamos a gastar en publicidad, vamos a construir un columpio y así cumplimos con el sueño de Aimar”, explica Iñaki. “Si Aimar no me lo hubiera dicho, no se me hubiera ocurrido mirar nunca”, añade.
Kilómetro cero
Y así fue como nació la idea. Siguiendo con la filosofía de kilómetro cero que impera en todo el alojamiento de Iratiko Kabiak, las maderas con las que construyeron el columpio también son locales, de unos robles situados en el término de Lauzaran, a apenas un par de kilómetros. “Le damos mucho valor al entorno y siempre intentamos utilizar todo lo que sea de aquí. Estos árboles los talamos en febrero, con una luna nueva como era tradición aquí antes”, señala la pareja. También, casi de manera inconsciente, parece que se trata de una pirámide geodésica con una buena orientación cardinal hacia el sur, según las palabras de Iñaki Urquía, experto en bioconstrucción que no quiso perderse el estreno de esta estructura.
Un sendero cuesta arriba de una longitud de 150 metros, abierto al inicio y con zona arbolada al final, es lo que separa el columpio de la recepción. Hasta allí arriba donde se erige el columpio, esta pareja ha llevado luz y fibra óptica con la idea de instalar una cámara que permitirá ver ciervos en tiempo real desde las zonas comunes. “Aquí es muy frecuente ver ciervos y se nos ocurrió poner una cámara para que, si un cliente ve que es buen momento para verlos, que pueda realizar este sendero cuesta arriba y que pueda disfrutar de esa gran experiencia”, apostillan.
Estar volando
Coincidiendo con el segundo aniversario de la apertura de Iratiko Kabiak, este pasado fin de semana dieron por estrenado el actual columpio más grande del Estado, el cual únicamente podrá ser usado por aquellas personas que se alojen en el establecimiento. Y, aunque por ahora son pocos los clientes que han tenido la suerte de mecerse sobre él, lo cierto es que despierta curiosidad y asombro en todo aquella personas que se acerca a contemplarlo. Porque, según dicen, una vez montado en él, se siente el vacío bajo los pies y la amplitud de las vistas hacia el valle natural que forma el río Irati. “Es una sensación de libertad total, como que estás volando, casi tipo al de Heidi. Pero para saber lo qué se siente, hay que venir a probarlo”, dicen Iñaki y Amaia.
De momento, y tras haber hecho ciertas pruebas, el columpio es de uso individual por cuestiones de equilibrio y seguridad y los materiales como los anillos y las cadenas que cuelgan de los enganches, todos, están totalmente homologados, aunque no haya una normativa específica de este tipo de construcciones.
Valor añadido
Iratiko Kabiak no es un alojamiento cualquiera. Se trata de un alojamiento con encanto que cuenta con seis cabañas de madera integradas en la naturaleza, elevadas entre 6 y 10 metros, con accesos totalmente adaptados a través de un sendero de madera de 400 metros. Además, cada una de las cabañas tiene algo que la diferencia (una cama saliente al exterior, una cama redonda, dos pisos para 6 personas…)y todas cuentan con baño completo con ducha, calefacción y servicios básicos, orientadas a una experiencia auténtica, pero con todas las comodidades. El establecimiento ofrece asimismo en una borda rehabilitada zonas comunes que incluyen comedor, salón y recepción, y ahí mismo también disponen de tres habitaciones dobles para quienes opten por una estancia más común. Y si hay algo por lo que destaca y que el cliente valora de manera notable es que el desayuno es llevado a cada cabaña a través de una tirolina.
Ahora, con este nuevo columpio, Iratiko Kabiak refuerza su apuesta con este nuevo extra que seguro atraerá a más de un visitante. “Lo vemos como un reclamo más para el cliente en nuestra apuesta por ser un alojamiento singular y diferente. Y parece que está gustando”, reconocen. Porque no se trata sólo de hacer negocio, sino de construir experiencias y recuerdos en las mentes de quienes se alojan en este idílico paraje.