En plena ola de calor y al sol en una plaza abarrotada, ocho jóvenes de Leitza bailaron el lunes al mediodía la Ezpatadantza, palabras mayores en este pueblo que volvió a vibrar con sus dantzaris en el día grande, San Tiburtzio. Se estrenaron cinco: Garazi Zabaleta, los hermanos Hegoi y Etor Lizarraga, Lide Santano y Aimar Azpiroz. Repetían Alaitz Oiartzun, Eider Apezetxea y Eneko Barriola. La más veterana es la primera, que ya estaba hace 10 años cuando las mujeres bailaron por primera vez esta dantza en la plaza, un pequeño pero gran gesto hacia la igualdad. También fue la que alzaron dos dantzaris al final de Txakarrakua mientras empuñaban sus espadas, el broche de esta coreografía en la que se alternan nueve danzas.

Fueron 20 minutos sin descanso, un gran esfuerzo físico y muchos ensayos detrás que los y las leitzarras ponían en valor con aplausos y palabras de ánimo que a veces se oían entre los sonidos del txistu. Comenzó con Agintariena y continuó con Zortziko lekun, Zortziko mutuz y Zortziko mugituz. Le siguieron Banakoa, Binakoa y Launakoa, que dieron paso a Makildantza y Ezpatadanza para finalizar con Txakarrakua. Si bien estos bailes se trabajan durante el curso con Miel Olano y Nahia Barriola, es a partir de finales de julio, una vez se deciden quienes serán los ochos dantzaris, cuando ensayan en grupo en búsqueda de una perfecta coordinación. Ayer pasaron la prueba con nota muy alta. El martes volverán a la plaza junto a otros dantzaris de Aurrera Dantza Taldea con un festival de bailes de diferentes zonas en el que no faltará el Ingurutxo local. 

De poner la música se encargaron los txistulares de Leitza, es decir, Pilartxo Sagastibeltza, José Luis Uharte, Juan Miguel Saizar y José Mari Etxeberria además de Leire Retegi, Eki Mateorena, Iraitz Zabaleta y Jokin Barriola, veteranía y juventud que augura futuro de este instrumento en Leitza. 

PIRRITX ETA PORROTX Disfrutar de la Ezpatadantza en primera fila y sentado en una silla es un honor que el Ayuntamiento de Leitza comparte cada año con personas o colectivos a modo de homenaje. Estas fiestas fue para para los payasos Pirritx, Porrotx eta Marimotots por su larga trayectoria. Se remonta a 1987, cuando Joxe Mari Agirretxe, Porrotx se puso por primera vez la nariz roja en la llegada del Olentzero en su pueblo, Lasarte-Oria. Y es que para aligerar un acto que se alargaba, comenzó a hacer trastadas al carbonero y a cantar, junto a otras dos personas. Desde entonces, combinando el euskera y la alegría, cada año abordan diferentes valores ligados a un tema concreto. Acudió junto a Pirritx, es decir, Aiora Zulaika.

Lo cierto es que este baile es el acto más solemne de las fiestas, para algunas personas el más importante. Por ello, con el fin que las personas con movilidad reducida también puedan disfrutarlo, el Ayuntamiento habilitó dos zonas protegidas por sombrillas y con sillas. El resto, se arregló como pudo. Si bien las personas más previsoras ya estaban hora y media antes guardando su sitio a la sombra, otras tuvieron que arreglarse para atajar el calor con abanicos y paraguas. Nadie se lo quería perder.