LESAKA - Hecho un manojo de nervios, Joseba Lasa señalaba que “no me lo esperaba, es una de esas cosas que pueden ocurrirte una vez en la vida, y quería vivir con ilusión este momento. Deportista, jugó en las categorías infantiles de fútbol del Beti Gazte “hasta juveniles, en aquel campo de fútbol inolvidable que fue Kristo-Enea, menos mal que se pasó luego a Mastegi”, y después tiró por la sokatira con el mismo club, en el que incluso llegó a participar en un campeonato mundial disputado en Cork (Irlanda), en 1998. “En aquella ocasión no pudimos ganar, pero me siento partícipe del equipo y un recuerdo inolvidable de aquel viaje”.

Pero un accidente de tráfico hace cinco años le postró en una silla de ruedas, lo que no ha sido impedimento para continuar practicando deporte. De hecho, comenzó a jugar a baloncesto con unas sillas especiales, pero su verdadera pasión es la pelota, así que se dio a la pala y este año ha conseguido ser campeón en el Master Cup Caja Laboral por parejas. Destaca el trabajo que ha tenido que realizar para lograr esa txapela, ya que “entrenamos tres días a la semana, siempre en Gipuzkoa, los lunes en Renteria, martes en Aginaga y viernes en Lasarte, normalmente en frontones abiertos, pero también en trinquete. Nos juntamos un grupo de amigos para practicar este deporte con la ayuda de un entrenador. Ese trabajo ha posibilitado que haya conseguido la txapela este año en la final de Beasain, organizada por la Federación de Euskal Herria de deportes adaptados”.

El deporte y la pelota no son las únicas aficiones de Lasa, y cuando llega el otoño escudriña el cielo, observa el viento y casi todos los días de octubre sube al monte a cazar, “es algo que me gusta mucho, aunque cada año pasan menos palomas. La Asociación de Caza local me ha adaptado un puesto en Elutxa, un sitio bonito, con vistas maravillosas, donde pasar la mañana a gusto con los amigos”, señala. También le gusta ir por el monte. Lasa es una persona muy identificada con la vida del caserío, ya que vivió en Balentzieneako borda hasta hace apenas tres años, “aunque visito a mis padres casi a diario, vivo cerca de mi hermano y mi cuñada y, por encima de todo, soy el tío de Amets y Oihan”, afirma con orgullo.

Joseba Lasa no rehuye en la conversación al accidente que tuvo hace cinco años, ya que ha cambiado totalmente su forma de vida y el camino que ha recorrido no ha sido nada fácil. “Aquello fue muy duro”, reconoce, “y sigue siéndolo. Tras pasar, al principio, por Donostia y Bilbao, pasé año y medio yendo a Logroño a rehabilitación y aprendiendo a afrontar el día a día. También me saqué el carnet especial que necesitaba para conducir y realicé estudios de informática. El poder utilizar el coche me otorga mucha libertad para ir de aquí para allá, acudir a los entrenamientos? Ha sido muy importante”.

En cuanto al futuro, Lasa quisiera seguir ligado a la pelota. “Si fuera posible -comenta- me gustaría jugar más partidos para dar más presencia a esta modalidad. Somos un grupo de cuatro pelotaris con ganas de jugar partidos de exhibición. Por ejemplo, hace un par se semanas jugamos en Igantzi”. Lasa no quiere dejar de agradecer a todas las personas que le han ayudado estos últimos años, “siempre han estado a mi lado mi padre, mi madre, familia, amigos y otras muchas personas: mi experiencia vital me ha enseñado que siempre hay que tirar para adelante, tanto por mí como por las personas que me rodean”.

ganas de fiesta Lasa afronta con ganas estos Sanfermines en los que destacaría “el día de peñas, donde nos juntamos la cuadrilla. Es muy especial”. También le gusta ver las vaquillas, por lo que le gustaría recuperar “las vaquillas que había tras la bajada de peñas, había mucha salsa”, aunque reconoce también que alcohol y astados era un binomio bastante peligroso.

A los Sanfermines de Lesaka les quitaría “la suciedad que se genera el fin de semana” y tampoco le importaría borrar la resaca festiva, ya que “no es sólo el dolor de cabeza del día siguiente, cada vez se alarga más”. Siendo pelotari y pelotazale, no acertaría a elegir entre pelota o “pelotazo. Lo mejor, ver un buen partido de pelota en el frontón, con un pelotazo en la mano”, afirma entre risas. Y en cuanto a la fiesta, ¿cuándo es falta y cuándo pasa? “Falta es cuando no puedes hacer ni una sola gaupasa, y pasa, cuando no apareces por casa en dos-tres días”, responde, risueño.