“Para dar un buen golpe primero lanzo mi espada; ‘hola, esta es mi espada, te la presento’. Y el cuerpo acompaña”. Huarte ha aprendido este sábado técnicas medievales de combate, por ejemplo el golpe de la ira con espada larga, en el taller que ha ofrecido la Asociación Navarra de Esgrima Histórica Corvus, cita enmarcada en las jornadas Umbras de Alter Paradox.

Antes de empuñar su espada el profesor Gabriel Ferrera, pamplonés de 46 años, ha explicado los orígenes de esta disciplina deportiva. “La esgrima histórica se basa en unos tratados muy antiguos, el primero de ellos un tratado alemán de espada y broquel –un pequeño escudo– del siglo XIII, principios del XIV. Es el más antiguo que existe”. Tratados y técnicas que fueron desapareciendo con la irrupción de las armas de fuego, porque “en Europa eran muy pragmáticos” y la pólvora es más efectiva que el acero frío. “Lo que hemos hecho es coger esos tratados antiguos, ver cómo trabajaban e intentar hacer lo mismo. Las técnicas de esos libros antiguos las llevamos a la modernidad”, detalla.

La clase de esgrima histórica, este sábado en el exterior del polideportivo Ugarrandia de Huarte. Mikel Bernués

Lo hacen al estilo medieval pero sin caer en batalla ni sangrar. Con protecciones modernas “que nos permiten disfrutar del arte de una manera cómoda y saludable”, evitar disgustos y “poder ir al día siguiente a trabajar”. “Son armas de hierro de verdad, réplicas de las que había entonces. Pero es un deporte muy seguro. Con las protecciones actuales nos podemos permitir hacer un poco el cafre, pero el espíritu es el mismo. Intentamos hacerlo como lo hacían antaño”, destaca.

Gabriel había practicado varias artes marciales orientales y siempre le había interesado este mundillo, “pero no había en Pamplona”. Hasta que en 2019 se enteró por Internet de que existía la recién nacida Asociación Navarra de Esgrima Histórica Corvus, actualmente con cerca de 30 integrantes. “Contacté y empecé”. Se enganchó. “Son artes europeas que difieren muchísimo de las orientales, no tienen esa carga filosófica y van al grano. Y tiene su vertiente deportiva porque en aquellos tiempos también lo era”, dice.

La esgrima histórica es relativamente reciente y apenas conocida: “En la década de los 90 empezaron cuatro pioneros a mirar los manuscritos, y pensaron que aquello podía ser una mina. Es una pasada y no tiene desperdicio. Y hay tratados de todo tipo; cuerpo a cuerpo, daga... tienes que centrarte en algo porque no te da la vida para aprenderlo todo”.

La Asociación Navarra de Esgrima Histórica Corvus enseña en Huarte los fundamentos de la disciplina, basada en manuscritos medievales

La Asociación Navarra de Esgrima Histórica Corvus enseña en Huarte los fundamentos de la disciplina, basada en manuscritos medievales Mikel Bernués

También tienen un fuerte componente histórico. “Es un arte muy cultureta, hay mucha gente que está interesada en estudiar esos tratados antiguos. Por eso estamos aquí, porque hay gente que tuvo inquietud y lo estudió”. Por último, Gabriel destaca que aquí “no hay ensañamiento, es muy limpio todo. Esta es una comunidad pequeñita pero muy bien avenida, sin rivalidades. Hay competición pero no es competitivo. De hecho, al rival se le felicita cuando hace un buen movimiento. Se respira un ambiente muy bueno y hay gente de todo tipo. A algunos les va el tema competitivo, a otros el cultural... Somos un asociación joven y ganas no nos faltan. Lo fundamental es divertirse”. Y reconoce que “somos un poco raros. La gente flipa al vernos con una espada de hierro de metro 20. ‘¿Y te pegas con eso?’ Pues sí”.

Hace aproximadamente tres años, en una visita a Toledo la pamplonesa de 22 años Beatriz Lago se compró una espada “por pura decoración, porque era muy bonita”. Ese mismo año conoció a la Asociación Navarra de Esgrima en la feria de los Burgos de la capital navarra. “Pregunté, me apunté y probé. Me gustó y aquí sigo”. Sigue porque “me gusta mucho la historia, en concreto la espada ropera, la típica que ves en las películas de los mosqueteros, Alatriste, etc”. Ayer empuñaba una de cazoleta del siglo XVII con toda la guardia cubierta, pero “las hay con lazos, conchas, sin nada...”, de todo tipo. Además de la historia, a Beatriz también le gusta zurrarse en combate: “desde luego”, reconoce.

En verdadera destreza, la escuela española de esgrima con espada ropera, las tretas universales, generales y particulares, así como los pasos (compases) conforman la disciplina. Un tipo de esgrima que “utiliza muchos conceptos de la geometría, aritmética y física”. Y anima “a la gente a venir a practicar. Es más interesante de lo que parece. Al principio puede resultar un poco tedioso porque tienes que aprender mucha nomenclatura raruna, pero la aprendes rapidito y empiezasa disfrutar un montón”. Para todo aquel que quiera probar, los sábados de 10.30 a 14.00 horas están en el polideportivo de la Universidad de Navarra.