Decir que es una todoterreno es reducirlo todo a un adjetivo que casi se le queda corto. Aunque asume que lo ha tenido “complicado” para compaginar su trabajo, en la escuela infantil de Cizur, con los estudios a tiempo parcial, siendo familia numerosa –tiene una hija de 13 años y tres hijos de 11, 9 y 7–, además de los entrenamientos, para los que tenía que sacar dos horas al día “como mínimo”. Incluyen cardio y pesas. Duras y restrictivas dietas y mucha disciplina pero también un tremendo afán por superarse a sí misma gracias al cual ha conseguido –a pesar de esa vorágine de responsabilidades diarias– ser de las mejores en lo suyo. Concretamente la segunda mejor del mundo –del mundo, que se dice pronto–, en la categoría Bikini Welness de Culturismo Natural. Y eso que era la primera vez que se presentaba a un campeonato. También la primera vez que se preparaba para ello, algo que por cierto ha conseguido “en tiempo récord”. 

La vecina de la Cendea de Cizur Ruth Cuesta, a sus 45 años, confiesa que no se creía “capaz de estas cosas”. Fue su marido el que le animó. “Hago crossfit desde hace 6 años y después de cada embarazo Javier Angulo, que fue profesor mío en Ximenez de Rada, me ha ayudado a ponerme en forma. Me dijo que parecía mentira, para mi edad y siendo mujer, que tuviera tanta masa muscular. Y es cierto que a poco que me pongo, gano músculo enseguida –relata–. Tenía cierta facilidad. Mi marido es triatleta y me dijo que tenía cuerpo como para hacer culturismo, así que buscamos un preparador... y hasta hoy”. 

Asume que es difícil que un o una culturista se prepare sólo en año y medio, aunque siempre está la genética, pero Cuesta consiguió salir a la tarima y quedar subcampeona superando todas sus expectativas. “No sé lo que voy a hacer el año que viene, siempre quieres más y quedar mejor. Pero estoy muy contenta, no me lo esperaba”, confiesa. Quedó 5ª en el nacional, que se celebró en octubre en Valencia, “frente a chicas a las que les paso 20 años”. Compitieron 400 atletas (hombres y mujeres de diferentes categorías) y consiguió el pase para el World Challenge, el internacional, en el que quedó segunda. El mundial fue en Praga. “Hasta que no regresé a casa no me lo empecé a creer, luego me impactó bastante haber conseguido ese segundo puesto”, reconoce, y explica que para el año que viene ya está pensando en algo. “Saldremos para la segunda temporada, que tenemos otros dos campeonatos, y si me clasificara en los dos me iría a Italia al mundial, así que a lucharlo todo. Ojalá lo consiga, este año ha sido una experiencia muy bonita”, reconoce. 

Ruth Cuesta, durante el World Challenge. cedida

Le tocará, como ha hecho hasta ahora, pasar por un duro entrenamiento que comienza seis meses antes con una dieta de volumen (come más para entrenar y generar masa muscular) y luego de definición (déficit calórico), para disminuir el porcentaje de grasa perdiendo el menor músculo posible. “Es duro porque tienes que entrenar con menos comida, tienes menos fuerza. Es como si a un coche no le das gasolina, no tira. Y mentalmente estás cansada, tienes que tirar de disciplina, pero como en cualquier deporte. Aunque no es lo mismo entrenar con 20 años que con 45, no recuperas igual”, bromea. 

Explica que aquí es una deporte “todavía un poco desconocido, y eso que ahora hay gimnasios y centros deportivos a patadas. El crossfit está pegando muy fuerte y la gente, sobre todo los jóvenes, cada vez se cuidan más. Toman conciencia de que el deporte es salud. Nuestros cuatro hijos hacen crossfit kids en Runa, que es donde entrené yo y donde entrena mi marido”, dice. Para ella el deporte los es “todo”, y eso que “de joven no lo practicaba. Empecé cuando tuve mi último hijo, y no me pensaba capaz de hacer todas esas cosas. Pero me enganchó enseguida, por los valores que transmite”. 

Un mundo de hombres

Cuesta, que levanta cien kilos en peso muerto (casi dos veces su peso) y 70 en sentadilla, reconoce que culturismo “es todavía un mundo de hombres, aunque cada vez menos. “Porque antes tampoco había mujeres que participaran, igual que tampoco se nos permitía correr un maratón. Ahora cada vez se presentan más mujeres y hay más”, explica. 

Y es que a nosotras, dice, “nos cuesta hacer deportes de fuerza, porque hay quien piensa que se va a muscular muchísimo o que se va a volver como un hombre. ‘Es que me voy a poner...’, dice mucha gente. Pero hay que entrenar la fuerza y hay que perder ese miedo a la báscula , o al típico canon de belleza. Existen mil cánones, ¿quién los establece? –valora–. La juventud está muy machacada con esas cosas. Hay que cuidarse, hacer deporte, comer bien... La salud es importante”.