Las ovejas bomberas de Roberto Urrutia ya son conocidas en Atarrabia. Atraviesan la localidad desde 2021 de camino a Ezkaba Txiki, monte que desbrozan durante aproximadamente un mes a limpio mordisco para prevenir incendios.

Se alimentan y al mismo tiempo le roban combustible al fuego, una de las virtudes de la ganadería extensiva. Este domingo el ganado ha vuelto a acaparar las miradas de los vecinos. Pero la novedad la representaban los jóvenes pastores que guiaban al rebaño.

El grupo Scout San Andrés, el Ayuntamiento de Villava-Atarrabia y Txantrea gaztandegia han organizado una pequeña transhumancia, financiada y apoyada por el Instituto Navarro de Deporte y Juventud, en la que un grupo de 12 jóvenes ha acompañado al rebaño durante algo menos de 20 kilómetros.

El traslado de las ovejas se produjo desde sus pastos habituales de los montes del valle de Arriasgoiti, hasta el monte de Villava-Atarrabia, una actividad “con vocación de constituir una experiencia inspiradora de acercamiento al mundo del pastoreo y al contacto con el ganado”.

La experiencia comenzó la tarde del viernes en Zaldaitz, caserío situado junto a Urrizelki. Para empezar, elaboraron migas de pastor que después cenaron y con una charla sobre astronomía. El sábado, el rebaño –261 ovejas latxas, una cabra y dos perros pastores– junto con el grupo de jóvenes voluntarios, recorrió el camino hasta Egulbati, donde pasaron noche.

El domingo, les tocó madrugar para conducir el rebaño hasta Atarrabia por el puente de la Trinidad de Arre, pasando por la calle Mayor para llegar al monte, donde volverán a pastar un año más, realizando una importante labor de desbroce y reducción del riesgo de incendios en el perímetro del polígono industrial y las viviendas colindantes.

Durante el recorrido, las personas participantes aprendieron el manejo del rebaño, con talleres sobre el ecosistema, fabricación de makilas de pastor y elaboración de platos típicos de la cultura pastoril.

Un oficio en declive

La del pastor Roberto Urrutia, jefe de esta expedición, es una historia familiar. Hace una década retomó el oficio de su padre, y desde 2021 vuelve también con sus ovejas a las faldas del monte Ezkaba, donde ya pastaban con su padre. “El objetivo de este proyecto es la difusión y dignificación del oficio”, aseguró.

Los pastores llevamos miles de años modelando el paisaje y su territorio. En los últimos 60-70 años ha comenzado a desaparecer este modelado, y vemos ahora las consecuencias, por ejemplo con estos incendios que alcanzan tal magnitud que dan mucho miedo”, añadió.

Por eso, la presencia de chavales y chavalas junto a sus ovejas es una buena noticia para Urrutia: “Los pastores estamos a puntito de desaparecer, ver que hay gente joven interesada en este oficio da esperanzas”.

El grupo era heterogéneo, con jóvenes interesados en la experiencia y otros que se forman en la escuela de pastores, para los que el fin de semana se convirtió en unas prácticas “y me preguntan cuestiones técnicas del manejo del ganado”.

La trashumancia finalizó el domingo, pero el proyecto continúa. Durante el mes en el que las ovejas pastarán en Ezkaba, “aprovecharemos para acercar el oficio a las comunidades educativas y a la ciudadanía”. Han contactado con él colegios, institutos y escuelas infantiles. Además, su intención es promover un mercado de productos locales el 18 de noviembre. 

Laida Alonso, responsable de proyectos del grupo Scout San Andrés, impulsor de la iniciativa, destacó que “Villava es uno con el monte Ezkaba, y pensamos un proyecto que pudiera mejorar el estado del monte, sobre todo tras el incendio”.

Ella, que se define como “cabra loca”, no dudó en sumarse a la expedición, que les ha ofrecido “una visión completamente diferente a lo que estamos acostumbrados en Villava. Se trata de abrirse a tus fronteras y conocer realidades tan distintas y digas como esta”, defendió, al tiempo que agradeció al Ayuntamiento, al Gobierno de Navarra y a la ciudadanía “que votó e hizo posible que este proyecto saliera adelante”. 

Por su parte, el técnico de Juventud de Villava, Joseba Amigorena, puso de relieve el carácter “comunitario” de la iniciativa, y el asesor municipal de Sostenibilidad, Mikel Baztan, destacó la importancia de la ganadería en el monte para reducir los riesgos de incendios, “mantener la biodiversidad en nuestros montes” y “la fijación de la población rural” por medio de actividades sostenibles.