Decenas de telas verdes, rojas, azules, amarillas, negras y rosas que conforman una flor gigante en la plaza Iparralde de Berriozar. Con esta performance, 200 niños y niñas, que desde hace tres semanas participan en los campamentos urbanos que organiza el Ayuntamiento de Berriozar, captaron este viernes la atención de los vecinos y vecinas del pueblo a los que mandaron un mensaje muy claro: entre todos debemos cuidar los jardines, parques y zonas verdes.

“Nos parece estupendo que se desarrolle una iniciativa de concienciación y sensibilización en un espacio –el paseo de los Fueros– en el que hasta hace poco tiempo solo había cemento. Además, la campaña, viniendo de los txikis, tendrá mucho más impacto en la ciudadanía que si la impulsamos desde el Ayuntamiento”, aseguró el alcalde de Berriozar, Iker Mariezkurrena, que no se quiso perder la creación de esta obra de arte efímera.

Hace unas semanas, el servicio municipal de Jardines, preocupado por el “deterioro” de los espacios verdes de la localidad, contactó con los coordinadores de los campamentos urbanos, que desde el 22 de julio han organizado actividades lúdicas para txikis de Berriozar de entre 4 y 12 años.

“Nos preguntaron a ver si se nos ocurría hacer algo con la chavalería porque la sensación que había en el pueblo es que las zonas ajardinadas estaban descuidadas y bastante sucias. No es un vertedero, pero te encuentras con cagadas de perro, latas, plásticos...”, lamenta Nora Sobejano, una de las coordinadoras del campamento.

Los coordinadores, los monitores y los txikis aceptaron el reto y hace tres semanas comenzaron a diseñar una campaña de concienciación con el objetivo de que la ciudadanía “respete y haga buen uso” de los jardines y zonas verdes de la localidad.

“Nos animamos porque los campamentos urbanos tienen un trasfondo comunitario. Utilizamos bastante recursos municipales –Espacio Juvenil Gaztegune, la Escuela de Música o las piscinas– y debemos ayudar y aportar en lo que podamos”, reflexiona Nora. 

El primer paso fue elegir el logo de la campaña y los niños y niñas lo decidieron democráticamente a través de una votación. “Han dibujado una flor parecida a la de la ludoteca. Le han dado otro rollo”, comenta.

A continuación, encargaron unas 400 chapas, ilustradas con el logo ideado por los txikis, y se repartieron por los comercios, el centro de salud, el centro de personas mayores, la piscina y el Ayuntamiento.

Además, los niños y niñas plastificaron unos carteles, escribieron mensajes de concienciación –No tirar basura, Los jardines de Berriozar son de todxs, Zaindu herriko Lorategiak o Txakurrak maite ditugu baina beraien kaka oso desatsegina dira– y los colocaron en los árboles de los parques de Berriozar. 

El mural, colofón final

Como colofón final de la campaña, los niños del campamento y vecinos de Berriozar diseñaron conjuntamente una flor gigante –el jueves dibujaron los pétalos y el tallo en el suelo que sirvieron de guía a la hora de crear las distintas partes del mural– con telas verdes, rojas, azules, amarillas, negras y rosas. “También queríamos que se reconociera el curro que se han pegado los txikis. Se han involucrado muchísimo, han disfrutado mogollón y están súper concienciados”, elogia.