villava - Casi 40 años (38 edición), más de 40 colectivos locales y una respuesta de público multitudinaria convierten el Atarrabiako Eguna en una de las Euskal Jaiak más populares de Iruñerria. La sociedad Etxe Beltza se encarga de organizar un extenso programa con el patrocinio del Ayuntamiento de Villava y otras entidades. Son cada vez más sólidos los andamiajes del Atarrabiako y este año se ha trabajado con ánimos renovados ya que los socios de Etxe Beltza han logrado el relevo generacional. Desde el nuevo grupo motor Jon Zapata destacaba ayer que el día grande quiere seguir siendo un “trampolín para nuestra cultura, para nuestro idioma y, por supuesto, para reforzar la relación vecinal”. Ampliar “los valores de nuestra cultura vasca” a los más jóvenes es otro de los objetivos de cara a próximas ediciones. Como novedad, este año se ha querido hacer un reconocimiento a la sociedad cultural Karrikaluze coincidiendo con su 20º aniversario. También se recordó a modo de homenaje a la mujer asesinada en Huarte a manos de su pareja. Jon destaca también la importancia de esta fiesta como punto de encuentro con otros colectivos hermanados como es el caso de la peña Euskal Herria y la sociedad Axular de Burlata o Berdintasuna en Uharte.

El programa arrancó el sábado con un emocionante aurresku cantado a viva voz por Karmele Gurbindo Gil, junto a Ismael Yagüe en el teclado y la ejecución del grupo de danzas Mikelats. Ayer fue el día grande con una exhibición de danza, música, zanpatzares y la mirada imponente de la comparsa de gigantes de Atarrabia. La multitud de público local y foráneo que aterrizó en la plaza consistorial pudo disfrutar también de piezas de artesanía originales como las que vendían María Esparza o Agueda Goikoetxea en cuero, plata y cristal, de la variedad de quesos de Zuberoa de José Ramón Etxabe y nuevos sabores en las pastas de Ignacio Javier Vidaurre, además de otros stands como el de la asociación Karrikaluze. Una plaza que también acogió las diferentes modalidades de deporte rural en una jornada donde tampoco faltó la comida popular con más de 200 comensales y una espléndida tarde noche que acompañó la actuación de Tximeleta. Según el concejal de Cultura Peio Gurbindo, en esta edición se han involucrado más colectivos que nunca. “Se ha consolidado como una fecha emblemática y referencial para todo el pueblo”, reiteró.