BARAÑÁIN - El segundo día de fiestas de Barañáin tuvo como protagonistas a los niños y a las niñas. Eran las 9.30 de la mañana cuando los gaiteros tocaron las primeras canciones en la plaza del Ayuntamiento. Poco a poco, madres, padres y, sobre todo, abuelos y abuelas se acercaron con los más pequeños para disfrutar de su día. Entre tanta gente, los toros de ruedas aparecieron por sorpresa en la plaza provocando las carreras de los presentes.

A las 10.00 tuvo lugar la tradicional entrega de pañuelicos a los nacidos y nacidas en el último año en Barañáin (entre las pasadas fiestas y estas). En una sala abarrotada, 47 familias esperaban orgullosas a que nombraran a su pequeño o pequeña para salir a recoger el pañuelico rojo con el escudo de la localidad. Tras el acto, los homenajeados y las homenajeadas se sacaron una foto grupal junto a la comparsa.

Los encargados de ponerles el pañuelico fueron los miembros de la corporación infantil, los otros protagonistas del día. Para su elección, se realizó un sorteo entre todo el alumnado de 5º de primaria nacido en Barañáin. De ahí se eligieron a 21 niños y niñas de 10 a 11 años, que luego acudieron a un acto de posesión para nombrar a los cargos más destacados. De las 21 personas seleccionadas, este año se han personado al acto 17 (la alcaldesa, la primera teniente de alcalde, el segundo teniente de alcalde y los concejales y las concejalas).

Para amenizar la espera hasta el chupinazo infantil, diez gigantes (cuatro grandes, dos medianos y cuatro pequeños) bailaron al ritmo de los txistularis ante la atenta mirada del público. Mientras, los cabezudos persiguieron a los niños y las niñas por la plaza.

chUPINAZO TXIKI La encargada de prender la mecha del cohete desde el balcón del ayuntamiento fue María Medrano, la alcaldesa txiki de la corporación infantil de Barañáin. “Es muy divertido y una experiencia muy bonita”, aseguró entusiasmada. Antes de esto, Naiara Sánchez, una de las concejalas, deseó a los presentes que lo pasaran bien y tuvieran un feliz Día del Niño. Después exclamó: “¡Viva Barañáin! ¡Gora Barañáin!”.

Junto a ellas se encontraban el resto de ediles, que desataron la locura de los presentes lanzando todo tipo de chuches desde el balcón. Niños, niñas e incluso abuelas luchaban por conseguir todos los caramelos, bolsas de palomitas y regalices posibles. “¡Aquí, aquí!”, pedían a gritos. El acto terminó con la entrega de una mochila a los miembros de la corporación txiki, que incluía un pañuelico rojo, bolsas de chuches y entradas para las barracas, una de las cosas que más ilusión les hizo.