El 5 de diciembre de 1874, el periódico semanal británico The Graphic se interesó por la vida cotidiana de los habitantes de Euskal Herria en el contexto de la Tercera Guerra Carlista, publicando varios grabados que son hoy lo más parecido a una fotografía del pasado. Una de esas ilustraciones, la de una baserritarra agote con expresión pensativa, es el punto de partida e ilustra el cartel anunciador de la exposición Una visión de la mujer del siglo XIX, que puede disfrutarse desde ayer y hasta el próximo 30 de septiembre en la casa de cultura Fray Diego de Estella-Lizarra.

La exhibición, organizada por el Taller de Danza Popular de Tierra Estella-Lizarraldeko Herri Dantzen Tailerra, propone un viaje en siete partes a los años 1800. Lo hace a través de dibujos, fotografías, vestidos y publicaciones de revistas provenientes de distintos fondos, como el museo Zumalakarregi, en Gipuzkoa; el museo etnográfico Reino de Pamplona, en Arteta; la casa rural Irigoien, en Muez; y el Museo Vasco de Bilbao, entre otros.

Javier Lana y Raquel Ugartondo, coordinadores del taller de danza e impulsores del espacio, aseguran que su propuesta es alejarse de la visión bélica generalmente asociada a la época para detenerse en el día a día, tal y como hizo The Graphic. “A nosotros nos gusta mucho el siglo XIX; el año pasado llevamos a cabo otra exposición sobre el descubrimiento del ocio en esos años y llevábamos un tiempo intentando hacer algo sobre la mujer”, explica Raquel Ugartondo.

Javier Lana subraya que “es interesante ver cómo queda la mujer en una sociedad machista pero en la que destacan grandes personajes, desde escritoras a ilustradoras, que logran hacerse un hueco en un espacio que es más bien propio de hombres. Eso tiene doble valor”.

Así, aunque el recorrido comienza con la mirada extranjera -como la de los autores del Graphic, que dibujaban a las basque girls con exotismo- o la masculina -la de los hombres, que lo hacían desde una posición de poder-, termina mostrando también la mirada femenina.

Las hermanas Feillet son un ejemplo de mujeres que miraban a mujeres. Hélène y Blanche, nacidas en París y residentes en Baiona, fueron pioneras en la representación pictórica de la Euskal Herria del XIX. Provenientes de una familia dedicada a la impresión, las Feillet ilustraron libros de viajes para impulsar el turismo en ciudades como Bilbao, San Sebastián, Hendaia o Baiona. Se les llegó a encargar óleos de retratos de miembros de la alta sociedad y también de representaciones de grandes acontecimientos de la historia, labores normalmente reservadas a los hombres. Otro de los nombres que explora la exhibición es el de la fotógrafa bilbaína Eulalia Abaitua (1853-1943), que se dedicó a inmortalizar el mundo rural a través de “personas sencillas, humildes y casi siempre anónimas”.

El público de la muestra podrá acercarse a la mujer de la Belle Époque desde la perspectiva del trabajo -litografías de pescadoras, hilanderas y bateleras-, la religión -vestidos parecidos a los de novia, que usaban las novicias en las ceremonias que las convertían en monjas-, las guerras, los mercados, las fiestas, las tradiciones y la moda. Los vestidos que se muestran son los que se usaban los domingos para ir a misa. “Son los que se han mantenido; los habituales se usaban hasta acabar siendo trapos para limpiar. Esos solo los podemos descubrir a través de los grabados”, afirma Ugartondo.