Para muchos de los y las estellicas, las fiestas se acaban con el baile de despedida de los gigantes en la plaza de los Fueros y su pequeño viaje hasta el ayuntamiento donde se despiden hasta el año que viene. Tras la vuelta a la normalidad esta norma tampoco ha cambiado en la Comparsa de Gigantes y Cabezudos que se despidió de las fiestas acompañada de la Banda de Estella y de buena parte del grupo de dantzas Ibai Ega.

Cientos de personas asisistieron a las coreografías finales en la plaza de los Fueros.

Homenaje a las hermanas Garrués

Una despedida que comenzó con agradecimiento y homenaje que la comparsa realizó a las hermanas Aurora e Isabel Garrués, que durante 40 años y junto con M.ª Rosa Garbayo, se encargaron de pintar y vestir a los gigantes. “La capa tenía tanto vuelo que teníamos que sacar todos los muebles del salón para poder coserla en el suelo”, afirmaba Isabel ayer muy emocionada por el “inesperado” detalle de la comparsa. “Cuando llegaron los gigantes eran grises y tuvimos que pintarlos y coserles toda la ropa, finalizó.

Pero ayer después de sobrevivir a una semana tan extremadamente calurosa los protagonistas fueron las personas que durante estas tórridas jornadas han aguantado el trajín de las fiestas durante la semana. “Estamos muy bien pero agotados”, aseguró el presidente de la comparsa, Sergio Azpilicueta, quien quiso destacar el trabajo de todos y todas las porteadoras, destacando también incluso el de algunos veteranos como Blas Bixente o Pablo Garín que se han sumando a echar una mano por la falta de gente. “Estamos muy contentos pero necesitamos que se apunte gente nueva para ayudarnos”. Y es que este año la incorporación de las figuras de Andrés y María Puy ha puesto más difícil todavía sacar la comparsa por las calles. “Ójalá el año que viene cuando empecemos los ensayos después de Semana Santa estemos más gente para bailarlos porque la idea es que podamos sacar todas figuras de la comparsa en las próximas fiestas” finalizó Azpilicueta antes de cargar por última vez los gigantes rumbo al ayuntamiento desde donde fueron desplazados posteriormente hasta el silo de Merkatondoa donde descansarán hasta el año que viene.